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Me alejo de la habitación, dejando atrás el eco del portazo resonando en mi mente. A medida que camino por los pasillos de la mansión, mi mente está envuelta en una mezcla de ira y frustración. ¿Cómo se atreve Angelik a desafiar mi autoridad de esa manera? ¿Acaso no entiende que solo estoy tratando de protegerla?
Mientras me adentro en mi estudio, la opulencia de la habitación contrasta con la tormenta de emociones que me consume por dentro. Me acerco a la imponente mesa de roble tallado y me dejo caer en la silla, con un gesto de desdén hacia los sentimientos que amenazan con socavar mi fachada de poder y control.
-No necesito que nadie me diga cómo manejar esta situación, -murmuro para mí mismo, tratando de convencerme de la veracidad de mis propias palabras. -Soy Alessandro Lombardi, el amo indiscutible de este mundo. No permitiré que una mujer... ¡ni siquiera ella!".
Me levanto con una determinación fría, alejando cualquier pensamiento de debilidad o vulnerabilidad. -Llévame al Éden, -ordeno a Federico mientras paso frente a él. Su asentimiento es instantáneo, el fuego de la determinación arde en mi interior. Me sumerjo en la oscuridad de mis propios deseos y ambiciones, negando cualquier atisbo de emoción que pueda perturbar mi dominio. Porque en mi mundo, solo hay espacio para la fuerza y la dominación. Y yo, Alessandro Lombardi, estoy destinado a reinar supremo.
Llego a mi club, donde Chiara, mi sumisa al mando, me espera con la cabeza baja. -Señor, es un placer verlo aquí, -murmura, sus palabras llenas de sumisión y reverencia. -Nuestras mejores sumisas ya lo están esperando en su sala privada de siempre. -Su voz es suave y obediente, y su actitud solo sirve para reforzar mi sensación de poder y control.
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Llevo dos horas aquí y no he logrado nada. El estruendo de la música inunda mis oídos, y aunque tengo una sumisa masajeando mis hombros y otras dos arrodilladas en mi entrepierna, mi mente está en otro lugar. Las trillizas, con sus ojos verdes y cabello rubio, están completamente desnudas, exhibiendo sus senos y caderas exageradamente voluptuosos. Sostengo un vaso de whisky Blue Label en una mano y un cigarro en la otra, intentando llenar mis pulmones de nicotina para relajarme. Doy una calada larga al cigarro y exhalo lentamente. Estoy jodidamente duro y con la polla palpitando, pero ni siquiera el placer físico parece calmar la tormenta en mi mente.
Una de las sumisas chupa la punta de mi verga mientras la otra lame desde el falo hasta mis bolas. Ninguna puede meterse completamente mi verga en la boca, y la frustración se acumula. No puedo sacarme a Angelik de la cabeza, con su terquedad y la manera en que me desafía. Mis bolas están cargadas y no puedo soltar mi leche en ninguna de ellas. Me siento bloqueado y fastidiado.
Tomo del cabello a la sumisa empeñada en mi glande y comienzo a moverla a mi antojo, de arriba abajo. Enojado, empiezo a hacerlo con más fuerza y profundidad. Ella comienza a soltar arcadas, y sus lágrimas bañan su rostro. Lamo mis labios con frustración y, después de unos minutos, la suelto, alejándola con brusquedad.
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Oscura Seducción
RomantikEn el oscuro y seductor mundo de la mafia italiana, Alessandro Lombardi, el inflexible capo di tutti i capo, se siente invencible. Sin embargo, su dominio se tambalea ante la presencia de Angelik, una exótica colombiana cuya belleza y misterio encie...