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Después de mi intento fallido de almorzar con Alessandro, regreso a mi habitación y paso horas dando vueltas, sin saber qué hacer. Decido tomarme el tiempo para revisar la enorme habitación en la que me encuentro atrapada. Empiezo por el gran armario, lleno de vestidos opulentos y vaqueros sencillos. Me pregunto si alguna mujer ha vivido aquí antes, ya que hay tanta ropa femenina. Una sensación extraña me invade, pero la ignoro, eso no me incumbe, me acerco al tocador enorme, lleno de maquillajes, perfumes y pintauñas. El baño también está equipado con todas las cosas higiénicas necesarias para una mujer. Quizás otra mujer si ocupó este lugar antes.
Después de un largo rato sin encontrar nada más interesante, regreso a la cama y reviso los cajones de la mesita de noche. Encuentro un control remoto y me pregunto para qué será. Presiono un botón y una enorme TV transparente desciende desde el techo, dejándome sorprendida.
—Vaya, pensé que solo el gobierno ultra secreto contaba con tecnología avanzada, ya veo que no—murmuro.
Observo maravillada la tecnología mientras pienso en qué podría ver para aliviar mi aburrimiento. Finalmente, opto por YouTube y selecciono reguetón viejo, aumentando el volumen al máximo. Al fin y al cabo, Alessandro me tiene aquí sin mi consentimiento, así que tendrá que aguantarse. Comienzo a bailar y mover las caderas al ritmo de "Tú te imaginas" de La Ghetto.
"Tú te imagina', chica, tú y yo
en un deportivo con lo' aro' 22
la brisa acaricia tu pelo
las ganas 'e besarte casi pierdo el control"
Canto y salto en la cama con el control en la mano como si fuera un micrófono. De repente, siento la mirada de alguien. Me detengo y veo a Luca en la puerta, con una botella de vino y dos copas en la mano, mirándome divertido. Apago la música, sintiendo una mezcla de sorpresa y alivio.
—Vi que te estabas divirtiendo y quise unirme a la fiesta, bella bruna. Espero no te moleste —dice, alzando el vino.
—¡Luca! —exclamo, riendo—. Claro que sí, al fin y al cabo no es mi casa —digo, alzando los hombros—. Pero, ¿Alessandro no nos molestará?
—No está... así que aprovechemos para armar un desmadre —responde, entrando a la habitación y quitándome el control de las manos. Pone la música a correr de nuevo y llena las copas, riéndose a carcajadas.
—No esta?.... ah ok!
—Me gusta la música latina —dice, entregándome una copa—. Es reguetón, ¿cierto?
—Sí —respondo, tomando la copa de un solo trago y volviendo a cantar y saltar en la cama. Halo a Luca del brazo, haciendo que se una a mi dueto.
"Tú te imagina', mami, tú y yo
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Oscura Seducción
Roman d'amourEn el oscuro y seductor mundo de la mafia italiana, Alessandro Lombardi, el inflexible capo di tutti i capo, se siente invencible. Sin embargo, su dominio se tambalea ante la presencia de Angelik, una exótica colombiana cuya belleza y misterio encie...