CAPITULO CUATRO

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Desde lo profundo de la penumbra, observo a Angelik, con una mezcla de fascinación y cautela

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Desde lo profundo de la penumbra, observo a Angelik, con una mezcla de fascinación y cautela. Es como un rayo de luz en medio de la oscuridad, radiante pero peligrosa. Me acerco a ella con paso firme, mi presencia envuelta en un aura de misterio y poder.

-Signora Angelik, è un piacere finalmente conoscerti -murmuro con voz suave pero llena de autoridad. Mis ojos la estudian detenidamente, buscando cualquier indicio de debilidad en su postura desafiante.

Ella me mira con determinación, su mirada llena de desafío y firmeza. Puedo ver la ira ardiendo en sus ojos, alimentada por la tragedia que ha presenciado esta noche.

- ¿Cosa vuoi Lombardi? -pregunta con voz tensa, sus palabras cargadas de desconfianza, asombrándome al darme cuenta que también habla mi idioma natal, haciendo que una carga eléctrica me recorra el cuerpo, pero no se lo demuestro.

Sonrío ligeramente ante su desafío.

- Voglio solo parlare, Angelik. Non è necessario che questo diventi uno scontro -respondo con calma, manteniendo mi tono sereno a pesar de la tensión en el aire.

Ella frunce el ceño, claramente escéptica ante mis palabras.

- ¿E perché dovrei crederti? Dopo quello che hai fatto stasera, non posso fidarmi di te -replica, su voz temblando ligeramente de furia contenida.

Respiro profundamente, tratando de mantener la compostura ante su respuesta llena de furia y dolor. -Entiendo tu enojo, Angelik. Pero créeme cuando te digo que no estoy aquí para hacerte daño -insisto, mi voz resonando con sinceridad a pesar de la tensión en el aire.

-Sé que esta noche ha sido difícil para ambos, pero creo que hay asuntos más grandes en juego que requieren nuestra atención – le digo siguiendo la conversación solo en mi idioma.

Ella me mira con incredulidad, sus ojos destellando con ira contenida. En un momento descuidado, me lanza un puño con fuerza directo a la cara, pero logro esquivarlo ágilmente, agachándome antes de que pueda tocarme.

- ¿Crees que me interesa algo que tenga que ver con el asesino de mi hermano y responsable de esta tragedia que acaba de pasar? -pregunta con amargura, su voz temblando de rabia mientras me lanza una patada que me hace retroceder unos pasos.

Respiro hondo tratando de mantener la calma, entendiendo su dolor, buscando las palabras adecuadas para persuadirla sin exacerbar su ira. -Sé que es difícil de aceptar, pero no podemos permitir que nuestras emociones nublen nuestro juicio -le digo con calma, esquivando sus ataques con destreza mientras trato de encontrar las palabras adecuadas para persuadirla.

-Tal vez tengamos enemigos en común en este momento - le digo enarcando una ceja, sacándole una sonrisa sarcástica, alejándome unos pasos, en verdad solo vine a hablar.

Pero su rostro se endurece mirándome con desconfianza, sus ojos escudriñando los míos en busca de cualquier indicio de falsedad en mis palabras - ¿Y qué sugieres que hagamos? ¿Qué te dé la espalda y te permita continuar con tus despreciables actividades sin consecuencias?" -pregunta, su voz llena de desprecio y desconfianza.

Oscura SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora