Capítulo 45.

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Días antes de la boda

Llegó a esa propiedad, dudando al estar en el tapete de esta, un colorido rosa pastel lo adornaba y un ''Welcome'' en blanco y cursivas se podía leer bordado. Sonrió al recordar como la eriza compraba dicho objeto con la emoción de que todas las visitas debían sentirse bienvenidas.

Mordió su labio pintado de un rosa opaco, intentando buscar las fuerzas para alejarse, no podía sentirlo correcto, aunque tenía la rabia hundida en su pecho tan extenuante y ardiendo debajo de su piel, era una maldición que solo podría demostrar y quería dejar salir desparramada en el erizo, caliente, que derritiera su piel y sufriera, saboreara cómo ella se sintió y cómo dolía verlos amarse a sus espaldas, tan despreocupados, pero en definitiva pensaba en la eriza y no se sentía con la fuerza suficiente como para hacer algo similar. Le resultaba difícil de sobremanera, ya que, si bien no estaba contenta con sus acciones, sabía más que nadie que la eriza estuvo aguantando dentro suyo todos aquellos sentimientos no correspondidos y dolorosos en su pecho solo por ella, y le dolía, dolía porque a pesar de eso no pudo entender cómo no pudo dejarlos por ella, cómo en algún momento explotaron y decidió que fueron más importantes que su amistad con ella. Ella la habría elegido, una y mil veces en contra del erizo, sin embargo, nunca necesitó tomar esa decisión. Tragaba porque sabía que pese a todas sus acciones y el hecho de querer quemar su garganta al rojo vivo, una vez que observara esos ojos verde, se desvanecería.

Se dijo que no podía ser capaz de llegar a la casa de Amy y entregarle la invitación de la boda de su mejor amiga con el amor de su vida, como si estuviera restregándole en la cara la dicha de que ganó, fue su victoria aunque supiera en el fondo que era vacía y escueta, pues fue una victoria robada y forzada por ella. No quería tomar una especie de venganza contra ella, la amaba, realmente lo hacía, pero sentía el peso de sus acciones, la traición y el dolor junto con las lágrimas de aquella noche. ''¿Por qué tendría que importarme?'' a ellos no les importó, ella no pudo ponerla primero, y eso la mataba. De todos modos, le pareció en ese momento tan cruel tener que entregar ese pedazo de papel a la eriza, porque ver su mirada desilusionada y llena de tristeza la haría flaquear.

Para ese entonces el labial se había desprendido de su piel ante tantas lamidas y mordidas, dejando el color natural y aun rosado de estos. Observaba la invitación blanca con toques dorados que mantenían escritos en una perfecta caligrafía los nombres de ella y su prometido, en una letra tal vez no tan grande, pero para su vista en ese momento, era tan grande que parecía casi exagerado, muy a pesar de ella elegir el diseño. La apretó entre sus manos con tanta desesperación que no podía entender como no lograba romper en dos el papel por tanta fuerza aplicada. Estaba decidida, no se la daría.

Quería que su mejor amiga estuviera en ese día especial para ella, en primera fila, observando su felicidad y que ella estuviera también feliz por ella, pero sabía que, aunque seguramente mostraría una sonrisa tan convincente y hermosa como solo ella sabía mostrar, estaría llena de falsedad y dolor ocultos. Fue lo suficientemente egoísta para intentar tener una vida feliz con Sonic, aun estando consciente de que sus sentimientos no eran recíprocos, y se temía que no deseaba cambiar de opinión, pero no sería tan egoísta como para hacer que Amy estuviera presente observando cómo se casaba con su enamorado, como él la dejaba por ella, solo por el deseo de querer ver a su mejor amiga disfrutando con ella, aún si era falso. Sufriría lo suficiente con la noticia, con la boda, con verlos juntos lo que restaba de su tiempo, tendría lo suficiente para que se alejara de Sonic y volviera a ser el centro de su universo, cada pieza en el lugar donde debía estar, como siempre debió estar. Era algo que estaba dispuesta a pensar y llevar a cabo, sin embargo, no tenía el corazón de verla tan destrozada, porque dentro de ella sentía ese amor, enorme, profundo. Ella hacía eso para ellas, era lo mejor, no podrían ser más felices, la tendría a ella, solo a ella y tendría que bastar, ¡jamás debió ser diferente!

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora