Capítulo 51.

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Para la eriza fue un gran proceso comenzar con ese viaje. Saber que tendría que dejar muchas cosas para sumergirse a un nuevo comienzo, nuevas metas y personas. Integrarse nunca fue un problema para ella, era ridículamente sociable por naturaleza y tenía un magnetismo que era, probablemente, difícil de ignorar y fácil para hacer amigos. Fue complicado pero encantador haber estado dispuesta a todo lo que se pudo proponer.

Fue una experiencia que podría catalogar como satisfactoria y más. Se vio bienvenida desde el primer momento y supo aportar un grano de arena para mejorar lo que antes estaba podrido, al menos detrás de las cortinas. Incluso decir eso era poca cosa comparada con aquello que había logrado conseguir en los casi dos años que ayudó irremediablemente a las personas a su alrededor y fuera del límite inimaginable. Recibió apoyo incondicional e incluso si en sus travesías no se le permitía tener demasiada comunicación por su ambiente poco convencional, lograba enviar algunas cartas a sus seres queridos de vez en cuando para, al menos, hacerles ver que estaba bien, sana y feliz con sus logros. Que estuvieran orgullosos de ella y que los extrañaba.

Sabía que no recibiría respuesta inmediata; estaba en constante movimiento y no había algún lugar específico donde pudieran comunicarse permanentemente, aunque se sabía que tenían un lugar donde la organización llevaba a cabo sus actividades. Era pequeña, relativamente nueva pero muy efectiva por su necesidad de ayudar, así que su integración fue más que bienvenida y sobre todo, fue un gran alivio para muchos tener a una heroína parte del grupo del gran Sonic que se interesara y propusiera estar cerca y brindar su experiencia en casos complicados a cambio de enseñanza.

La experiencia fue increíble, aprendió muchísimo sobre todos los temas posibles. Nunca se había sentido tan preparada para el mundo y sus adversidades en cuanto ese tipo de casos, y fue de mucha ayuda para algunos pueblos o ciudades pequeñas que sufrieron el mismo destino o parecidos por culpa del antiguo rey y estaban un poco más escondidas, no lo suficientemente conscientes o capaces para intentar hacer algo por su cuenta. Supo como ayudarlas, y las cosas solo fueron a mejor.

Recuerda brevemente cuando llegó una donación cuando mucho numerosa hacia la organización por parte de la familia real. Por supuesto que no pudo aguantar la pequeña sonrisa cuando delineó con sus dedos la firma pulcra y firme en puño que recalcaba el brillante nombre de la ardilla junto al de su madre. Sabía que era una de sus formas de tomar cartas en el asunto respecto a sus descuidos sobre su pueblo y su forma de redimirse, además de que, quería creer en el fondo, que era un poco más por ella que por otros asuntos. Una pequeña parte quería agradecerle, pero simplemente desistió de la idea. Sabía que no debía interferir con su propio proceso de sanación, así como el de Sally, que podía sentir que lo pasaba un poco peor y era como si le enviara señales para mantener el contacto. Simplemente agradeció internamente y continuó. Todo ese tiempo y oportunidades dio paso a crecimiento, así como expandirse de gran manera por todo el lugar, mucha más gente, muchísimos más recursos y una gran numero de elecciones.

Un día simplemente lo sintió.

Salió del área de duchas con la toalla entrelazada alrededor de su cuello, observó su reflejo en el espejo empañado de vapor caliente frente a ella, reflexionó sobre sus púas y si debiese cortarlas, encontró pequeños signos de madurez en su rostro y una sonrisa de calma y satisfacción pura. Sintió que había cumplido su propósito, y sintió que extrañaba su hogar.

Entonces supo que era hora de volver.

No fue una decisión que tuviera que reflexionar demasiado, simplemente sucedió. Habló lo necesario y preparó lo demás. Nunca dejaría ese trabajo ya que se había enamorado de ayudar a las personas y simplemente observar por sus ojos aquellos cambios y como las cosas tomaban forma y las risas y agradecimientos se hacían presentes era todo lo que necesitaba para llenar sus días. Era enriquecedor y satisfactorio. Aunque no estuviera de primera mano, sabía que no les haría falta pues habían crecido lo suficiente como para tener muchas personas capaces de hacer lo necesario, y si hubiera una ocasión en que fuera de suma importancia su presencia, jamás diría que no. Se comprometió a continuar desde fuera, sabía qué hacer y nadie se negó, aunque estuvieran tristes por su partida ya que agradecían absolutamente los años dados en servicio por un bien común.

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora