Capítulo 5.

3.4K 219 57
                                    

Ahora, ambas chicas se encontraban en un gran espacio acolchado con dos sacos de boxeo siendo golpeados por ambas. De vez en cuando disfrutaban de ir a entrenar solas para fortalecerse y a su vez, divertirse. Mas que nada divertirse, ya que, su condición física no hacía falta decir, estaba más que mejor.

-Ey, no te lastimes los puños, Amy- burló mirando a su compañera golpear ferozmente aquel saco, como si quisiera descargar su ira en un objeto inanimado que no sea capaz de denunciarla por tal agresión, cosa que agradeció internamente, la fuerza de ahora era algo nuevo por ver. Pudo observar como golpeaba un poco mas fuerte haciendo que el saco se balanceara ligeramente- oye, el saco no te ha hecho nada, Tranquila.

Se detuvo en seco, y con una mirada perpleja la miró como si recién recobrara la conciencia de sus acciones y prestara atención al mundo real.

-Ehhh, sí, lo lamento - aclaró su garganta para tomar una toalla y limpiar la finas gotas de sudor que caían por el cansancio - supongo que estoy...¿entusiasmada?- dudó.

Y eso solo fortalecía mas la teoría. Algo ocultaban, algo al parecer, que tenía que ver con ella.

-Bueno, admito que últimamente te he visto mas "entusiasta"- obvio las comillas que hizo con sus dedos y acomodó un poco mejor la coleta desprolija que armó con su cabellera- ¿algo que tengas que contar?

-Hmm...- pensante, colocó un dedo en su mentón, pareciendo -a propósito- ridículamente concentrada - ayer la novela término, fue muy intenso.

Ambas carcajadas sonaron al unísono por tal ocurrencia. Una más creíble que la otra, era obvio que no le contraria tan fácilmente, algo interesante, le gustaban los retos.

-De acuerdo, ¿por qué no descansamos un momento? Estoy agotada y sudada- fingió un puchero y se encorvó un poco, descansando sus músculos.

Mas sin embargo, la eriza solo la observaba fijamente y con el ceño fruncido.

-¿Tengo algo en la cara o la tuya quedó congelada? - preguntó ligeramente incómoda.

-Hasta transpirando te ves bien, te detesto - empezó a reír al sentir como la mayor golpeaba su hombro entre risas.- paso de descansar, creo que..aún tengo ganas de golpear al inocente saco de boxeo.

Observó confundida como la eriza acomodaba las dos coletas que mantenían sus púas acomodadas y subía un poco sus mallas deportivas, empezando a golpear con furia oculta el objeto de gran peso, tal era la magnitud de sus golpes y las emociones acumulados en ellos que temía ligeramente a que en algún momento sacara su enorme martillo y terminara por hacer añicos el lugar.

Aclaró la garganta de forma ruidosa, ganando la atención de la agitada eriza, quien estuvo a tiempo para reaccionar y tomar ágilmente la botella de agua que había sido lanzada segundos antes, acción que fue respondida con una mirada confundida por la misma.

-Hidratate- ordenó levantándose de su lugar y estirando sus músculos, doblando cabeza, estirando brazos y piernas, trotando dedos y nudillos finalmente lista - creo que necesitas desahogarse con algo más que con un inocente saco.

La rosada la miró sin entender unos segundos, antes de captar la idea y mirarla incrédula y algo temerosa.

-Oh, ni hablar, no pelearé contigo- retrocedió haciendo gestos con las manos.

-Vamos linda, no me harás daño- animó con una gran sonrisa.

-No temo por ti, !temo por mí¡ - se señaló con exageración- ¿estás consiente de que quieres que pelee contigo? Quisiera seguir teniendo columna, princesa.

Sally rió.

-Entonces seré gentil contigo, ¿de acuerdo? - propuso entre risas- ¿eres una gallina?

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora