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Yeon y Rui bajaron del auto y caminaron por el sendero de piedra que conducía a la enorme casa estilo victoriano donde se celebraba la fiesta universitaria. La noche estaba fresca, y las luces de la casa proyectaban sombras juguetonas sobre el césped cuidadosamente podado. Al acercarse, el sonido de risas y música retumbaba desde el interior, cada paso los sumergía más en el bullicio de la celebración.

- ¿Donde te dijo Antoine que estaria? - preguntó Rui, ajustándose la chaqueta de cuero.

- Me dijo que lo busque cerca de la entrada - respondió Yeon con una sonrisa. Sin más preámbulos, cruzaron la puerta principal, donde fueron recibidos por una oleada de calor y una mezcla de olores a perfume, alcohol y tabaco.

La casa estaba abarrotada. Estudiantes de distintas facultades conversaban animadamente en el vestíbulo, la sala de estar y la cocina. El ambiente era un caos organizado de alegría juvenil y desenfreno.

- Voy por algo de beber - dijo Rui, desapareciendo entre la multitud antes de que Yeon pudiera responder. Siempre era así con Rui: impulsivo y espontáneo.

Yeon suspiró y decidió explorar un poco mientras su amigo se abastecía de alcohol. Caminó por la sala de estar, observando los rostros familiares y otros que no reconocía. Había parejas bailando en el centro de la habitación, grupos charlando acaloradamente, y otros simplemente disfrutando de la música.

Finalmente, decidió dirigirse a la cocina, donde sabía que encontraría algo de beber sin tener que esperar demasiado. Al llegar, vio a Rui apoyado contra la encimera con una cerveza en la mano, ya en medio de una animada conversación con un grupo de estudiantes. Levantó la vista y sonrió al ver a Yeon.

- ¡Aquí estás! ¿Quieres una? - le ofreció una cerveza recién abierta.

Yeon aceptó y tomó un sorbo, sintiendo la amargura del lúpulo extenderse por su paladar. - Entonces, ¿has visto a Antoine?

Rui negó con la cabeza, pero su sonrisa no desapareció. - Todavía no, pero seguro está por aquí en algún lugar.

Yeon asintió, resignado a la búsqueda que se avecinaba. Antoine era un tipo carismático y sociable, conocido por moverse de grupo en grupo en las fiestas. No sería fácil encontrarlo en medio de la multitud.

Pasaron un rato en la cocina, conversando con amigos y conocidos, mientras Rui consumía más cervezas de las que Yeon podía contar. Su amigo siempre había sido un poco alocado, pero eso también lo hacía el alma de la fiesta.

- Vamos a buscar a tu príncipe azul - dijo Rui finalmente, después de su tercer o cuarta cerveza. Su paso ya no era tan firme, pero su entusiasmo seguía intacto.

Yeon lo siguió mientras se adentraban nuevamente en la vorágine de gente. Revisaron la sala de estar, el vestíbulo y subieron al segundo piso, donde varias habitaciones estaban abiertas y más fiestas privadas se llevaban a cabo. Pero no había rastro de Antoine.

- ¿Dónde demonios se habrá metido? - murmuró Yeon, tambaleándose un poco.

- Tal vez esté afuera - sugirió Rui, recordando la terraza trasera que daba al jardín. Decidieron probar suerte y, efectivamente, allí estaba Antoine, sentado en un banco de madera bajo un árbol, riendo y conversando con un pequeño grupo de personas.

- ¡Antoine! - gritó Yeon, acercándose hacia él con los brazos abiertos.

Antoine levantó la vista y sonrió ampliamente. - ¡Yeon, Rui! ¡Sabía que vendrían!

Rui saludó a Antoine con un gesto y se sentó junto a él, mientras Yeon abrazaba efusivamente a su amigo.

- Sabes - dijo Antoine, deteniéndose bajo un gran roble - me alegra que hayas venido esta noche. No siempre tenemos la oportunidad de hablar así.

𝗦𝗘𝗘𝗦𝗔𝗪 ━ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora