𝗦𝗘𝗘𝗦𝗔𝗪 ━ Jeon Jungkook

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La cena en el elegante restaurante había comenzado con risas y brindis, pero Yeon se encontraba distraído. Aunque sus amigos charlaban animadamente sobre la exitosa exposición, su mente no dejaba de volver a la imagen de Jungkook en la galería. A cada intento de Antoine por involucrarlo en la conversación, Yeon respondía con una sonrisa forzada y respuestas cortas, tratando de disimular la tormenta de pensamientos que lo acosaban.

Mientras los platos principales llegaban a la mesa, Yeon observaba a sus amigos disfrutar de la comida. Rui y Wooshik hablaban entusiasmados sobre las posibilidades futuras para su arte, mientras Wookie hacía bromas que arrancaban carcajadas. Antoine, siempre atento, notaba la ausencia emocional de Yeon, aunque intentaba mantener la atmósfera alegre.

— Yeon, ¿qué piensas hacer con la oferta del galerista de Nueva York? — preguntó Wooshik, esperando involucrar a Yeon en la conversación.

Yeon levantó la vista, esforzándose por concentrarse en la pregunta. — Creo que aceptarla sería una gran oportunidad — respondió, aunque su voz carecía del entusiasmo que normalmente tendría ante semejante noticia.

Antoine, sentado a su lado, le dio un suave apretón en la mano debajo de la mesa, buscando reconfortarlo. — Será un gran paso para ti, amor. Estoy seguro de que tu arte será bien recibido en Nueva York.

Yeon sonrió débilmente, agradecido por el apoyo de Antoine, pero no pudo evitar que su mente volviera a la escena en la galería. La mirada de Jungkook, llena de anhelo y arrepentimiento, seguía grabada en su memoria.

La cena avanzó lentamente para Yeon, que luchaba por mantenerse presente. Cuando finalmente se retiraron del restaurante, sus amigos lo abrazaron y felicitaron una vez más antes de despedirse.

— Nos vemos mañana, Yeon. Descansa bien — dijo Rui, dándole un último abrazo.

— Fue una noche increíble. Estoy muy orgulloso de ti — añadió Wooshik, sonriendo.

— Buenas noches, todos — dijo Yeon, tratando de sonar más animado de lo que se sentía.

Antoine y Yeon regresaron al hotel donde se hospedaban. Al entrar en la habitación, Antoine notó la tensión en los hombros de Yeon y lo guió suavemente hacia la cama.

— Ven, necesitas relajarte. Ha sido un día largo — dijo Antoine, comenzando a desabrocharle la camisa con cariño.

Yeon asintió, permitiendo que Antoine lo ayudara a cambiarse. Aunque apreciaba cada gesto de amor y cuidado de Antoine, su mente seguía en otro lugar.

Se metieron en la cama, y Antoine lo abrazó por detrás, ofreciendo consuelo. — Estoy muy orgulloso de ti, Yeon. Todo salió perfecto. Deberías estar muy feliz.

— Lo estoy — respondió Yeon, aunque su voz sonaba distante.

Antoine lo besó suavemente en la mejilla antes de cerrar los ojos. — Buenas noches, amor. Mañana será otro día maravilloso.

Yeon murmuró una respuesta y cerró los ojos, esperando que el sueño lo encontrara rápidamente. Pero mientras los minutos pasaban, su mente seguía agitada. No podía dejar de pensar en Jungkook, en lo que había dicho y en la intensidad de sus ojos.

Recordó los buenos momentos que habían compartido, las risas y los sueños que una vez tuvieron juntos. Pero también recordaba el dolor, la razón por la que se habían separado y cómo había luchado por seguir adelante sin él.

Yeon se giró, tratando de encontrar una posición más cómoda, pero cada movimiento lo llevaba de vuelta a esos pensamientos. Se levantó en silencio para no despertar a Antoine y caminó hacia la ventana, mirando las luces de la ciudad que brillaban en la distancia.