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La noche envolvía la ciudad con su manto oscuro cuando Yeon salió de la galería, su mente plagada de los recuerdos tumultuosos de Jungkook. A pesar de los intentos de Antoine y sus amigos por distraerlo, su corazón seguía anhelando respuestas, su alma buscando reconciliación. Mientras cerraba la puerta de su coche, Yeon se encontró conduciendo hacia el vecindario donde Jungkook solía residir.

Las calles estaban en calma, apenas interrumpidas por el suave susurro de la brisa nocturna. La luna, escondida entre las nubes, arrojaba destellos tenues sobre el pavimento mientras el coche de Yeon se deslizaba por la ciudad. Finalmente, se detuvo frente a la casa donde alguna vez compartió momentos felices con Jungkook.

Respirando profundamente, Yeon salió del auto y avanzó hacia la puerta con pasos firmes pero temblorosos. Con cada paso, su corazón latía con más fuerza, inundado de una mezcla de esperanza y miedo. ¿Qué encontraría al otro lado de esa puerta? ¿Estaría Jungkook dispuesto a escucharlo? ¿Podrían encontrar una manera de sanar las heridas del pasado y construir un futuro juntos?

Después de unos segundos que parecieron una eternidad, la puerta se abrió lentamente, revelando a Jungkook de pie frente a él, con una mirada de sorpresa y desconfianza en sus ojos. Sus miradas se encontraron en un silencio tenso, cargado de emociones no dichas.

— ¿Yeon? — murmuró Jungkook, su voz apenas un susurro en la noche.

Yeon asintió, incapaz de articular una palabra mientras luchaba contra las emociones que amenazaban con abrumarlo. Jungkook lo observó por un momento antes de que una voz se escuche desde el interior.

— ¿Quién es? — preguntó una voz femenina.

El corazón de Yeon se llenó de un dolor agudo mientras su mente repasaba cada detalle de lo que significaba que una chica estuviera en la casa de Jungkook. Las imágenes de ellos juntos, compartiendo momentos que una vez pertenecieron solo a Yeon y Jungkook, se agolparon en su mente, cada una una puñalada en su ya herido corazón.

Se reprendió mentalmente por permitirse creer en la posibilidad de que las cosas pudieran ser diferentes, de que quizás Jungkook aún guardara un lugar para él en su vida. Pero la realidad era implacable, y las evidencias ante sus ojos le recordaban cruelmente que Jungkook había seguido adelante, había encontrado consuelo y compañía en los brazos de otra persona.

Significada que ella durmió en su cama, uso su ducha, comió con él, vio las fotos que tenían juntos...

¿Las fotos? Se reto mentalmente. Seguro las había sacado en el momento que lo abandono.

Porque si, lo abandone pensó Yeon. Cuando me necesitaba. Cuando nos necesitábamos.

El silencio tenso fue interrumpido por la repentina aparición de la chica a un lado de Jungkook, observando la escena con sorpresa en sus ojos. Yeon la reconoció de inmediato como la misma chica que había visto en una fotografía el otro día, la misma que había desencadenado la discusión con Jungkook.

Sus miradas se encontraron, y Yeon le ofreció una sonrisa amable y comprensiva, tratando de disipar cualquier tensión que pudiera haber entre ellos.

— Lamento interrumpir — dijo en voz baja, su tono cargado de disculpa. — Creo que debería irme.

Sin embargo, antes de que pudiera dar otro paso, Jungkook lo detuvo con desesperación en sus ojos, su voz temblorosa mientras hablaba.

— No, por favor, Yeon. Por favor, quédate — suplicó, su agarre en el brazo de Yeon apretándose con fuerza.

Yeon se detuvo, sorprendido por la súplica en la voz de Jungkook. Miró de un lado a otro entre Jungkook y la chica, sintiendo una mezcla de confusión y compasión.

𝗦𝗘𝗘𝗦𝗔𝗪 ━ Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora