02.- Ficción

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 797.


02.- Ficción

Las últimas horas de clase habían sido una tortura. La conversación con Alix no dejaba de saltar una y otra vez a sus pensamientos impidiendo que lograse concentrarse. Alix tenía razón, toda la idea para aquel cómic era un sinsentido. ¿Por qué tendría Ladybug que aceptar a Le Dessinateur como parte de su equipo? ¿Cómo le habría devuelto sus poderes? En aquella trama había unos agujeros tan grandes que podías caerte por ellos y perderte en el espacio.

Tirado en la cama con el pijama y el pelo empapado miraba el techo fijamente como si en él pudiese hallar la respuesta. ¿A quién podía recurrir? ¿Quién podría querer colaborar con alguien como él? Sabía que no era un buen escritor, lo suyo era dibujar no escribir, pero no había visto todos los fallos hasta que Alix los había señalado. Tampoco conocía a nadie que supiera escribir ficción, porque por mucho que desease que fuese real, que Ladybug correspondiese a sus sentimientos, sabía que era pura ficción. Una fantasía de adolescencia.

Tal vez podía preguntarle a Marinette, ella se relacionaba con mucha gente creativa, era posible que conociese a alguien que escribiera. Pero ¿cómo plantearlo? Apostaba a que sería una conversación incómoda, no porque Marinette fuera una persona con la que no se pudiera hablar, sino porque sabía que había estado enamorado de ella.

Se levantó de la cama y regresó al baño para secarse el pelo. Por la mañana le preguntaría a Marinette, se tragaría la vergüenza y daría con la manera de formular aquella pregunta. No podía ser tan difícil. Si quería tener un futuro haciendo cómics tenía que ser capaz de sortear aquel ridículo primer obstáculo. Lo haría, durante el descanso de la mañana, se armaría de valor y lo haría.

Apagó el despertador en cuanto sonó, se vistió y bajó a desayunar. Trató de no pensar en ello, intentó mantenerse tranquilo, pero no lo lograba y, para cuando salió de casa, se había convertido en un amasijo de nervios. Esquivó a Alix en las escaleras y se metió en clase. Marinette estaba sentada junto a Alya con quien hablaba emocionada sobre a saber qué en susurros enérgicos. Pasó de largo y se sentó en su sitio. Quedaban tres horas para el descanso, conseguiría reunir el valor necesario.

—¿Estás bien? —preguntó Iván al sentarse en el banco frente a él.

—¿Qué? Sí, ¿por qué?

—Pareces nervioso.

—No, estoy bien, de verdad.

No podía admitir en voz alta que estaba de los nervios por tener que hacerle una pregunta estúpida a Marinette.

La señorita Bustier cruzó la puerta y las conversaciones entre alumnos se extinguieron al instante.

«Concéntrate» se rogó a sí mismo, pero no funcionó. Su mirada vagaba constantemente entre la pizarra y la espalda de Marinette. Iban a ser tres horas muy largas.

El timbre que anunciaba el descanso le atrapó montando y desmontando escenarios sobre cómo iba a desarrollarse esa conversación. Marinette se levantó, él se quedó sentado. Sabía qué era lo primero que hacía al salir del aula, ir al baño, sería extraño y violento esperarla a la salida, le daría tiempo. Se puso en pie cuando el resto hubo salido y abandonó también la clase. Se asomó por encima de la barandilla, Marinette salía del aseo y buscaba a Alya con la mirada. Bien, tenía que acercarse antes de que se sentase con su amiga y no quedase hueco para asaltarla.

Bajó las escaleras a toda prisa agarrándose a la barandilla para no caerse. Marinette le miró, él le hizo señas y ella se acercó dando pasitos alegres.

—¿Pasa algo? —le preguntó con una amplia sonrisa estampada en los labios.

—Yo... he estado pensando. —Se sintió estúpido, era el inicio de conversación más ridículo de la historia—. Sabes que estoy haciendo un cómic, ¿verdad? —La imagen de Chloé mostrando la página en la que fantaseaba con Marinette declarándosele le abofeteó. Se le encendió el rostro y sacudió la cabeza con suavidad—. Uno nuevo, sobre otras cosas, no lo de principio de curso. Algo mejor.

—No lo sabía, quiero decir que creía que continuabas el de siempre —respondió sin alterarse.

—Es sobre superhéroes.

—¡Es genial! Me encantaría leerlo.

—Yo... ¿conoces a algún guionista?

Marinette entreabrió los labios y frunció el ceño, ladeó la cabeza como si con eso pudiese dar con el nombre de la persona correcta.

—Creo que no, pero preguntaré, no te preocupes.

—¡No! —casi chilló, suspiró al darse cuenta de que había sido demasiado brusco—. No quiero que nadie lo sepa. Está bien si no conoces a nadie, no importa. Me las arreglaré. Gracias igualmente.

La dejó atrás. Agradecía de verdad que se ofreciera a preguntar, pero no quería que la gente supiera que era un idiota incapaz de escribir su propio guión. Se esforzaría más.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Y aquí tenemos a la otra mitad del dúo, con sus problemas para escribir un guión.
Nos leemos.


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