07.- Realidad

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 603.


07.- Realidad

Sé que nada de esto tiene sentido, que en realidad me he enamorado de una persona a la que no conozco. Que he montado todo un escenario sobre cómo es, sobre cómo deseo que sea. Que la persona real puede ser completamente diferente a lo que espero y deseo, pero no puedo evitarlo.
Muchas veces me quedo observándole, entonces imagino cómo sería eso de recorrer las calles de París a su lado. Intento sentir el tacto de su mano en mi piel al enredar nuestros dedos. Incluso, a veces trato de invocar el calor de sus labios sobre los míos. Pero sólo son ilusiones, cosas que nunca se harán realidad porque jamás podremos cruzarnos.

Siempre nos moveremos en mundo diferentes. Condenados a no coincidir. Él nunca me verá y yo nunca podré decirle que estoy aquí.

Marc cerró el cuaderno y suspiró. Debería tacharlo, aquellas frases se ajustaban demasiado a su realidad. Él mismo se había imaginado paseando junto a Nathaniel al cruzarse con él por la calle. Incluso, alguna vez, se había atrevido a fantasear con darle la mano o besarle. Pero eran eso, fantasías, cosas que ya había asumido que jamás pasarían.

Volvió a abrir el cuaderno y dejó que las páginas escritas resbalasen entre sus dedos. A lo mejor debería eliminar gran parte de sus propios pensamientos y hacerlo menos personal. Seguramente sería lo mejor, aunque posiblemente perdiese intensidad y humanidad. Si lo hacía y alguien lo leía sería más difícil que entendiesen que se estaba proyectando en Ladybug.

No quería ponerse a tachar cosas, cuando lo transcribiese entonces decidiría qué se quedaba y qué no. Haría una buena criba y lo dejaría perfecto.

—¿Qué? ¡Claro que no! ¿Te has vuelto loca?

La voz de Nathaniel al pasar por su lado le sobresaltó. Se le resbaló el cuaderno y cayó dos peldaños más abajo de donde estaba sentado.

—¡Nath! No chilles así asustas a la gente —declaró Alix agachándose a recoger el cuaderno, se lo ofreció a Marc con una sonrisa divertida en los labios—. Perdónale, creo que creció en la jungla.

Él puso los ojos en blanco, se pasó un mechón de pelo rojo tras la oreja y dio media vuelta sin ni mirarle.

—No pasa nada —susurró Marc.

—Nath, no tienes nada que perder.

—Eso lo dices tú. Será un desastre si lo hago.

¿De qué estarían hablando? ¿A qué le estaría empujando Alix? Ojalá lo supiera, aunque no era asunto suyo.

—Condenados a vivir en mundos diferentes —susurró mirando como se sentaba junto a Alix en aquel banco que siempre ocupaban—. No me ves ni cuando estoy cerca y yo no puedo decirte que estoy aquí.

Aunque en realidad ¿Qué le impedía acercarse y hablarle? Nada a parte de su timidez y sus propios miedos. Podía acercarse a Alix, la conocía, se llevaban bien, no sería difícil. No se atrevía. No podía hacerlo.

«Si fuese más valiente lo haría» pensó abriendo de nuevo su cuaderno por la última hoja escrita. «Si fuera más valiente no escribiría sobre lo que siento, iría allí y te lo diría a la cara. Pero no lo soy. Y tampoco te fijarías en mí aunque lo fuera».

Aquel escenario catastrófico se dibujó con facilidad en su mente. Se vio a sí mismo acercándose a Nathaniel, declarándose y recibiendo una de aquellas risitas burlona seguida de algún insulto homófobo y un comentario despectivo sobre ir maquillado. Se encogió un poco, el fantasma que les había llevado a mudarse allí se presentó frente a sus ojos. No quería volver a pasar por eso, no otra vez. No podía acercarse ni decirle nada.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Un poco de miedos, inseguridades y fantasmas del pasado para hoy. Tengo que confesar que las partes que más me están gustando escribir son las de Marc.
Nos leemos.


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