Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1011.
09.- ArtesLas clases habían acabado, pero no tenía ganas de volver a casa. No es que en su casa hubiese problemas, sus padres eran compresivos y cariños, se interesaban por sus problemas e inquietudes y, por supuesto, se sentía muy cómodo estando con ellos. Simplemente no le apetecía volver.
Quería seguir escribiendo aquel diario en el sitio en el que más se inspiraba, en el único lugar del mundo en el que podía ver a Nathaniel en cualquier rincón. Una sonrisa asomó a sus labios ante aquel pensamiento, tal vez sonaba un poco a acosador, pero eso estaba muy lejos de sus intenciones.
Se sentó en el último peldaño y abrió el cuaderno sobre sus muslos. De repente no se sintió cómodo allí. No era la hora del descanso, apenas quedaba un puñado de alumnos en la escuela, lo que significaba que cualquiera se fijaría en el chico rarito y maquillado sentado en las escaleras con un cuaderno en el regazo. Cualquiera que le viera podría preguntarle qué estaba haciendo y, si eso ocurría, no sería capaz de volver a sentarse en aquellas escaleras sin entrar en modo hipervigilancia.
Se levantó con desgana y se refugió bajo los escalones, dándole la espalda al peldaño en el que se había sentado. La iluminación bajo la escalera era pobre a pesar de que la luz se colaba entre los escalones. Se sintió a gusto. Ignoró los pasos de los alumnos que subían las escaleras y se concentró en uno de los múltiples dibujos de Nath colgados en la web del instituto.
Hoy le he vuelto a ver, aunque él no lo sabe, hemos estado tan cerca que casi he podido tocarle. Incluso hemos...
—¡Hola, Marc! —la voz de Marinette le sobresaltó tanto que la última letra se convirtió en un rayajo impreciso—. ¿Va todo bien?
Se encogió tratando de ocultar lo que escribía y se enredó con torpeza en una conversación con ella que le invitó a la clase de artes. La ignoró al subir las escaleras. ¿Qué iba a hacer él en aquella clase? No pintaba, no cosía, no componía música. Lo único que hacía era volcar sus sentimientos en un diario fingiendo ser Ladybug. Salió del hueco bajo las escaleras, en realidad, ¿qué podía perder si aceptaba la invitación? Tal vez en esa clase daría con la manera de hacerlo más impersonal. Subió los peldaños nervioso, abrazando con fuerza el cuaderno contra su pecho. Se detuvo frente a la puerta y se asomó justo cuando Nathaniel se puso a hablar.
—Sí, pero no conozco a nadie a quien le interese.
Dio un paso atrás sorprendido.
—Tranquilo, hombre —soltó Alix—. Seguro que hay alguien por ahí soñando con trabajar contigo.
»Pásame el rojo.
—¡Marc! Has venido. —Marinette se levantó del taburete y caminó hacia a él decidida. Sintió la necesidad de huir. Si hubiera sabido que Nathaniel estaba en aquella clase no habría subido. No podía estar allí con él, no estaba preparado para eso—. Ven, voy a presentarte.
Su mano se cerró en torno a su muñeca y se vio arrastrado al interior. Le dejó plantado justo al lado de Nathaniel, se encogió más sobre sí mismo nervioso e inseguro.
—Él es Marc —declaró Marinette con tono cantarín al presentarlo al profesor—. Es el chico del que le hablé, se pasa el día escribiendo.
—Lo siento, no quiero molestar —contestó haciendo un esfuerzo por ocultar el cuaderno dentro de su chaqueta roja.
El hombre le sonrió amable asegurándole que era bienvenido y que podía entrar siempre que quisiera. Le dijo que era un espacio creativo y seguro. Le presentó a Rose que le dio la bienvenida, después a Alix que hizo malabares con la lata de pintura en espray y, por último, a él que le sonrió de medio lado.
—Sólo dibuja superhéroes —intervino Alix.
Nath tomó uno de los papeles arrugado de la mesa y se lo lanzó a su amiga sin dejar de sonreír.
—Bienvenido —le dijo fijando sus ojos azules en los suyos—. Ya lo verás, aquí puedes hablar con total libertad. Nadie juzga a nadie.
Dejó de escucharle. Sobre la mesa estaban sus dibujos, aquellos que siempre miraba en internet.
—H-he visto tus dibujos en la web del insti, pero esto es mejor. Las expresiones, los movimientos, las actitudes... todo es tan...
—Gracias, muy amable.
Se dio cuenta de que estaba demasiado cerca, se le encendió el rostro y se apartó como si la mesa estuviera en llamas. Entró en pánico y un torrente de palabras que no quería decir salieron disparadas en una especie de disculpa como si acabade de insultarle. Justo cuando sentía que iba a entrar en un bucle presa del pánico entró Chloé robando la atención con sus ansias de quedar por encima de los demás faltándoles al respecto. Esperó que aquella interrupción lograse que se olvidasen de él, sin embargo, el profesor le ofreció hacer de guionista para Nathaniel lo que desbordó el pánico que estaba tratando de contener. Soltó un montón de palabras que no sabía si tenían algún sentido y huyó chocando con la barandilla. Era ridículo, era absurdo, sólo quería esconderse hasta que todos se olvidasen de su existencia.
Entró en los vestuarios y se sentó en uno de los bancos frente a las taquillas. Había hecho el más absoluto de los ridículos. Había podido acercarse al chico que le gustaba y hablar con él, pero lo había estropeado todo. Era idiota.
Se levantó, guardaría el cuaderno y volvería a casa para seguir lamentándose. Tal vez buscaría una excusa para no ir a clase al día siguiente.
Buscó el cuaderno dentro de su chaqueta, no estaba allí. Miró en el banco, tampoco estaba. Abrió la taquilla para buscarlo, aunque estaba seguro de que no la había abierto al llegar. No estaba, empezó a vaciarla.
—¿Buscas esto?
Lo tomó aliviado, abrazándolo con fuerza.
—¿Lo has leído?
—No. Sí —Admitió Marinette—. No he podido evitarlo.
Y entonces Marinette le propuso un plan para trabajar con Nathaniel. Lo aceptó, aunque estaba seguro de que acabaría en desastre.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Hemos entrado en la parte del capítulo de Inverso. Me ha tocado revisionar el capítulo porque no recordaba los diálogos.
Nos leemos.
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Viñetas de colores
Fiksi PenggemarMarc observa de lejos a Nathaniel, no sabe cómo acercarse a alguien que ni siquiera es capaz de verle. ¿Será capaz de acercarse a él algún día?