12.- Conversar

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 976.


12.- Conversar

Se ajustó la mochila en el hombro y subió las escaleras. Paseó la mirada por los alumnos que se agrupaban en corrillos aprovechando los últimos minutos para poder hablar. Se fijó en las escaleras, pero no estaba allí. Una nueva oleada de arrepentimiento le golpeó.

—Buenos días.

—Buenos días, Alix.

—¿Buscas a alguien?

Sí, lo hacía, pero le daba vergüenza admitirlo.

—A ti.

—Ya, pues no creo que venga hoy —musitó Alix ignorando aquella mentira tan evidente—. Debe sentirse fatal después de lo de ayer.

—Me disculpé, sé que me equivoqué. Yo también me siento fatal.

—Nath, a veces las disculpan no bastan. Dale tiempo.

Eso sólo le sirvió para sentirse peor. Pero había hecho lo que había hecho y ahora le tocaba pagar las consecuencias.

Subieron a clase. No pudo concentrarse, pero esta vez no fue por culpa de su cómic, lo que se lo impidió fue pensar en el daño que le había hecho a Marc. Durante el descanso se sentó solo. No quería otra ración de la sinceridad de Alix. Miró las escaleras, le buscó con la mirada, no le encontró.

Se sacó el móvil del bolsillo, tendría que haberle pedido el teléfono en vez de haberle escrito el suyo. Si lo hubiese hecho tendría una forma de contactar con él. Desactivó el modo concentración y varias notificaciones inundaron la pantalla. Tenía una de un número no guardado que abrió deseando que no fuese una estafa.

Hola, soy yo.
Marc.
Me preguntaba si de verdad quieres trabajar conmigo. Sé que debería haber sido más valiente y haberte dado yo el cuaderno, así no habría habido ningún malentendido, pero no me habría atrevido nunca a hacerlo.
No pasa nada, si lo dijiste sólo para hacerme sentir mejor. No pasa nada. De verdad.

Sonaba inseguro. Le alivió recibir aquellos mensajes, al menos sabía que no le odiaba. Le contestó:

Hola, Marc.
Lo dije en serio. Quiero que hagamos ese cómic juntos.
Te pido perdón de nuevo. Fui muy injusto contigo. Me ha preocupado no verte en el insti hoy.

Grabó el contacto. Le saltó una notificación de respuesta que no dudó en abrir:

No me encontraba bien.
¿Podemos vernos después de clase en el mismo sitio de ayer?

¿Volver a quedar en el sitio en el que se había comportado como un idiota? Claro, ¿qué podía salir mal?

Sí, de acuerdo. Allí estaré.
Tengo que volver a clase

Bloqueó el móvil y volvió a conectar el modo concentración.

Ahora que sabía que estaba bien podría volver a concentrarse en clase.

º º º

Marc se quitó el pijama para vestirse, le había costado mucho enviarle aquel mensaje a Nathaniel, no había esperado respuesta, de hecho, apostaba a que el teléfono era falso, pero le había contestado.

—Mamá, voy a salir.

—¿Te encuentras mejor, cariño?

—Sí, ya estoy bien.

Le agradeció que no le preguntase por lo que le había hecho sentir mal, porque su madre sabía de sobras que no estaba enfermo.

—No volveré tarde.

Marc salió a la calle y caminó despacio. Tendría que haber elegido otro sitio, uno en el que no se hubiera sentido fatal, pero no quería que aquel lugar acabase teniendo poder alguno sobre él. Sólo era un sitio como cualquier otro. Cruzó la plaza y se sentó en el bordillo de la fuente, ignoró la inquietud que le producía repetir lo que había hecho el día anterior. Se puso la capucha y esperó.

—¿Marc?

Había pronunciado su nombre, no el de Ladybug. Se quitó la capucha.

—Hola. —Nathaniel se sentó a su lado sin darle tiempo a añadir nada más. Era incómodo para ambos, no pudo evitar pensar si no habría sido mejor quedar en otro lugar, uno que no invocase el fantasma de Inverso—. Gracias por venir.

Se instaló el silencio entre ellos. Marc se frotó el brazo encogido sobre sí mismo. Había sido valiente citándole allí, lo justo sería que él rompiese el hielo.

—Cuando empecé a dibujar a Ladybug sólo quería hacer eso, dibujarla —explicó. Sacó su cuaderno de bocetos de la mochila y lo abrió por el primer dibujo que había hecho de la heroína—. Me sentía agradecido y empezó a gustarme.

Marc observó el bosquejo y después la cara de Nath que tenía las mejillas sonrojadas.

—Con el paso de los días fui añadiendo a Le Dessinateur. Me gustaba imaginarme ayudándola a luchar contra los akumas y acabé convirtiéndolo en lo único que dibujaba.

»Un día Alix me dijo que debería hacer un cómic sobre esto. Me gustó la idea y lo intente. —El tono frustrado sorprendió a Marc—. Soy un pésimo escritor —añadió y rió—. Nada de lo que he escrito encaja, no tiene ni pies ni cabeza. Me daba vergüenza pedir ayuda.

—¿Por qué?

—Supongo que pensaba que volverían a burlarse de mí. ¿Quién iba a tomarse en serio una historia como la mía?

—No tiene nada de malo —intervino Marc—. Todos nos sentimos inspirados por las personas a las que admiramos y nos gustaría poder ayudarlas. Tú en vez de hablar de ello lo dibujas.

Se sintió mejor, había pensado que desde fuera su afición a dibujarse con Ladybug era rara, le gustó saber que al menos aquel chico no le consideraba un bicho raro.

—¿Por qué escribes sobre Ladybug y Le Dessinateur?

Se le encendió el rostro, pero se esforzó por no apartar la mirada y volver a encogerse sobre sí mismo.

—Tus dibujos me inspiraron para hacerlo —pronunció consciente de que lo que decía era una verdad a medias—. Me pareció que erais un buen dúo.

—Ladybug nunca se fijará en mí.

«Ni tú en mí» pensó Marc. Sacudió la cabeza.

—¿Qué tipo de cómic podemos hacer? —preguntó Nath cambiando de tema.

—Bueno, puedes explicarme tu idea y vemos cómo podemos ajustarlo.

Le pareció una buena idea, se estaba sintiendo sorprendentemente cómodo.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Y por fin tienen una conversación en condiciones como dos seres civilizados, aunque les queda mucho camino por andar.
Nos leemos.


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