23.- Diario

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 784.

23.- Diario

Empezaba a encontrarse mejor, pero se moría de aburrimiento. Nath no había vuelto a escribirle y él no quería interrumpir el tiempo que le había pedido. Seguía trabajando en aquel guión de cómic, en un proyecto que, tal vez, no seguiría adelante.

—Marc, cariño, tienes visita.

Alzo la mirada del cuaderno en el que escribía y la ilusión que brillaba en sus ojos se apagó al ver a Alix en el umbral de la puerta de su dormitorio en vez de a Nathaniel.

—Hola —la saludó con timidez esperando que no se ofendiera por su falta de entusiasmo.

La mujer le dio una palmadita en el hombro a la muchacha que se decidió a entrar.

—Sé que preferirías a otra persona, pero bueno, soy sólo yo.

—Perdón, es que...

—¿Puedo sentarme?

Marc asintió. Ella se dejó caer en la silla, soltó la bolsa de tela que cargaba sobre el escritorio y hurgó en ella hasta que sacó una bolsita de papel con el logotipo de la panadería de los Dupain-Cheng.

—Te traigo los deberes, un cuaderno y, por orden del doctor Kurtzberg unos Éclair. —Alix sonrió al ver como los ojos verdes de Marc se fijaban en la bolsita de papel—. Dice que cuando los comes se te ve tan feliz que dan ganas de envolverte en papel burbuja para que nadie te haga daño nunca.

—¿Eso dice?

—Con otras palabras, pero sí, esa es la idea.

—¿Habláis de mí?

—A veces.

Ella sonrió divertida al ver que esperaba que dijera algo más.

—No le he dicho que te gusta. Si es eso lo que te preocupa.

—No.

—Guardo tu secreto, así que no esperes que te cuente los suyos.

—Entendido.

Alix no tardó en irse, pero hablar con ella le fue bien. Era divertida y muy directa, le gustaba su carácter y entendía por qué Nath la consideraba su mejor amiga.

Se levantó de la cama, registró la bolsa, sacó la copia de los apuntes con la caligrafía redonda de su compañera de mesa y la hoja con los ejercicios del día. Reconoció el otro cuaderno, era el diario de Ladybug. Nath se lo había enviado de vuelta con Alix, no lo había hecho en persona. Se dijo que no pasaba nada, pero le dolió. Lo abrazó contra su pecho y la tapa trasera protestó, miró el cuaderno con curiosidad. Las páginas arrancadas ya no sobresalían y en la parte de atrás había un grupo de papeles que no pertenecían al cuaderno.

Se obligó a revisar primero las páginas arrancadas. Las había pegado con cinta adhesiva y a su alrededor había dibujado pequeños aviones de papel blancos y negros en una clara referencia a Inverso. No había escrito nada en la página que permanecía a medias, eso le tranquilizó tanto como se decepcionó.

Giró el cuaderno y lo abrió por el final para ver el pliegue de papeles que permanecía fijo entre la tapa y la última página sujeto con un clip de color rojo.

—El diario de Le Dessinateur —leyó. Retiró el clip rojo y extrajo los tres folios doblados y recortados para que quedasen encajados a la misma medida que las páginas del cuaderno—. Nathaniel Kurtzberg.

¿Podía leerlo? Si Nath lo había puesto allí era para que lo tuviera, ¿verdad? Cerró los ojos e inspiró hondo. Si había escrito algo malo no estaba seguro de poder volver a mirarle a la cara. Aún y así lo abrió.

He conocido a alguien. Es una persona increíble a la que juzgué muy mal.
Él escribió sus sentimientos y yo preferí creer que eran los de Ladybug. Incluso después de saber que no eran los de ella preferí pensar que era ficción e ignorar que podía ser verdad.
Me he equivocado mucho con él y no sé por dónde empezar a disculparme. Espero que esto sirva para algo.
Es muy creativo, es un escritor impresionante y parecer ser capaz de entender lo que quiero explicar antes de que acabe de pensarlo.

Marc siguió leyendo, frase a frase, palabra por palabra hasta llegar al final.

Lo que intento decir con esto es que me gustas. Y si aún quieres, me gustaría siguiéramos adelante juntos.
No me contestes cuando lo leas, piénsatelo y hazlo cuando volvamos a vernos.

Entendió a qué se refería con lo de seguir adelante juntos. Se le humedecieron los ojos.

Había temido que si llegaba a entender de lo que hablaba el diario de Ladybug se apartase de él, que le rechazase y no lograse volver a mirarle a la cara, que se acabase todo. El que hubiera huido tras besarle había acrecentado aquel temor.

Se frotó los ojos para secarse las lágrimas. No necesitaba pensar su respuesta, pero esperaría.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Nath ha usado el mismo método que Marc para confesarle sus sentimientos. Iba a poner un poco más del diario, pero me ha parecido que quedaba algo pesado, así que lo he reducido.
Nos leemos.

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