Godzilla en Goblin Slayer.

Capítulo 6: El nacimiento de un monstruo.

Sword Maiden se encontraba durmiendo en su respectiva habitación, descansando después de ese día lleno de mucha adrenalina. Sin embargo, sus sueños no eran para nada agradables, ya que comenzaba a moverse de forma inquieta mientras sudaba a un ritmo veloz. Su sueño, o más bien su pesadilla, era la causante de dichas acciones, ya que en la mente de la joven dama podía ver una escena salida de la horrible historia de terror jamás contada por los ancianos.
Sword Maiden estaba caminando en una ciudad cubierta por las llamas de la destrucción, que caminaba por el lugar buscando a sus víctimas; cada que esa cosa daba un paso las casas y edificios se caían como si fueran pequeños bultos de sal. Aquella bestia no era otra que el mismo Gojira, quien daba grandes rugidos de ira en el cielo; mientras un ejército de Goblins salían de las llamas para atacar a la gente y arrebatarles la vida. Pero lo que sin embargo provocó, que aquel trauma de la doncella reviviera, no fue la sangre que se quemaba con el fuego o la inmensidad del ejército oscuro; si no la ciudad que cayó ante la ira de Gojira siendo ni más ni menos que: La ciudad de agua.

La doncella se despertó dando un grito que alertó a su mano derecha quien inmediatamente entró a la habitación.

Monja: ¡¿Qué sucede?!

¡¿Se encuentra bien doncella?!

Sword Maiden: Esa pesadilla...

Otra vez.... Volvió a ocurrir...

Esta vez vi donde será la horrible batalla.

¡Será en este lugar!

Dijo la Ex aventurera entre llantos, dejando en shock a su compañera quien solo se limito a abrazarla para .tratar de calmarla.

Sword Maiden: Esto es peor de lo que imagine.

Esas asquerosas criaturas atacaban luego de la aparición de esa horrible bestia.

¡Debemos alertar a todos!

¡No quiero que nadie inocente muera!

Exclamó la mujer en un tono de autoridad, aunque ese sentimiento de tristeza aún seguía con ella. Mientras tanto, en las profundidades del océano se encontraba aquella criatura; Gojira, descansando en un estado de sueño profundo para recuperar sus energías.

La bestia simplemente estaba durmiendo en medio del mar, aunque era un enorme monstruo seguía siendo un animal; pero muy diferente a los otros animales que vivian en ese mundo. Ese "Monstruo" tenia un gran pasado que lo motivaba a hacer dichas acciones.

-Flashback-

En la Isla Odo, anterior hogar de la criatura, Gojira vivía siendo el animal dominante de su propio hábitat. Su dieta consistía en alimentarse de los animales que habitaban en la isla mientras se hidrataba del agua del río que corría cerca de la cueva donde vivía, que era el sitio donde recordaba los buenos momentos que paso junto a los Elfos, Sacerdotes y demás personas durante aquella guerra. Gojira era la criatura más poderosa de su isla convirtiéndolo en el alfa absoluto, la gente que vivió en ese lugar comenzó a adorarlo como una especie de dios benevolente. Recibiendo mucho respeto por parte de los aldeanos de la Isla, quienes de vez en cuando acompañaban a la criatura con cantos, ceremonias y rezos para traer buena salud a los habitantes; cosa que era bien recibida por Gojira, siempre y cuando respetaran la naturaleza del lugar. Pero, esa compañía cambió de golpe cuando los aldeanos dejaron de visitarlo a su hogar, lo que dejó confundido a la bestia quien solo se limitó a seguir con su vida tranquilamente tal como lo haría un animal. Los años pasaron y Gojira no recibió jamás una señal de respuesta de las personas, por lo que entonces curioso e intrigado decidió caminar hasta el pueblo; para su sorpresa el mismo se expandió siendo mucho más grande de lo que era habitualmente.
Bajando por las grandes colinas camino cerca de las calles de dicho pueblo en busca de alguien, ya que comenzó a sospechar del bienestar de las personas. Todo cambio cuando observo a una mujer joven que estaba caminando por esos rincones, la bestia simplemente se acercó a ella para tratar de verla con más detalle. Pero, el resultado no fue lo que esperaba, la mujer dio un grito de espanto al ver al gigantesco animal. Gojira trató de calmar a la mujer al avanzar hacia ella, pero la mujer lo tomó como un ataque por lo que siguió corriendo hasta el centro del pueblo donde se reunían los demás aldeanos. Al adentrarse mas y mas, la gente reaccionó peor, pues estas comenzaron a huir en todas las dirección despavoridas por la existencia de dicho animal.
Gojira no sabia que hacer, esas personas antes no huirían de él, se suponía que lo conocían perfectamente, su comportamiento, benevolencia e incluso le habían compañía. Lo que ignoraba la inmensa criatura, era que esas personas que se encontraban aterradas ante él, no eran las mismas que anteriormente le hacían tributo. Pues era una nueva generación que decidió cambiar a otra religión más "Creíble", olvidándose por completo de su existencia; reforzando más esta declaración las personas lo atacaron con flechas y lanzas para herirlo. Aunque las flechas eran inútiles en su piel, las lanzas lograban raspar su abdomen lo que obligó a la bestia responder con un coletazo mandando a volar a sus agresores, quitándoles la vida sin querer. La bestia ante esto decidió abandonar el lugar de inmediato, generando ahora el miedo en la nueva población. Los años pasaron, Gojira se convirtió en el dios olvidado de la Isla, pasando a ser considerado un vulgar y aterrador monstruo, al cual le servían de vez en cuando un sacrificio para calmar su "Ira". Gojira decidió alimentarse de eso, ya que la continua caza de los aldeanos extinguió a las criaturas de las cuales él se alimentaba, no permitiéndole otra opción. Pero él jamás dejó su lado animal, aunque corría el rumor de que él era el que devoraba a las personas; realmente eran los mismos aldeanos quienes le arrebataron la vida a su propia gente para calmar la ira de la bestia, cosa que jamás fue cierta. Una noche, un estruendo sonido se escuchó cerca del hábitat de la bestia quien enseguida salió para averiguar el origen. En seguida la bestia se puso a la defensiva ante lo que vio, un grupo de criaturas horrendas eran las responsables, poseían una apariencia diminuta, piel verde, dientes filosamente chuecos, poseían algunas lanzas y armas en sus manos además de orejas y narices largas.