En un mundo donde la magia y la fantasía es considerado lo más normal, un aventurero junto a su grupo exterminan a las criaturas conocidas como Goblins; las cuales se han encargado de llevarse la felicidad de las personas, así como de arrebatar la i...
En esa misma noche se encontraba nuestro aventurero favorito cenando junto a Cowgirl y su tío después de un largo día de trabajo. Goblin Slayer comía muy despacio debido a los pensamientos que rondaban por su cabeza, ante la discusión que tuvo con el alquimista Florian. Su amiga se daría cuenta de eso decidiendo hablar para romper ese silencio.
Cowgirl: ¿Te ocurre algo?
Goblin Slayer: He estado pensando sobre algo que discutí con el señor Florian.
Tío: ¿El alquimista que ahora vive por aquí?
Goblin Slayer: Si.
Menciono sobre el día en que todo cambio para mí, lo comparo con lo que el vivió hace dos años con la pérdida de su hija.
Pero, el parecía mas aferrado a ella que yo a mi hermana.
Cowgirl: ¿Qué quieres decir?
Goblin Slayer: Digo que cuando yo perdí a mi hermana, tenía momentos en que me aferraba a que todo eso era una horrible pesadilla y que deseaba con todo el corazón despertar cuanto antes.
Pronto, acepte la realidad.
Pero él parece no aceptar que es un sueño.
Me dijo que me iba a demostrar su regreso.
O algo así....
Tío: Ese viejo enloqueció por completo.
No se puede revivir a los muertos.
Cowgirl: Pero...
Aun así, suena preocupante.
Esperemos y no se le ocurra hacer algo alocado.
Goblin Slayer: Si.
Eso es lo que también llegue a pensar.
Exclamo en un tono serio el aventurero mientras continuaba comiendo tranquilamente junto a ellos. Mientras tanto, en la cabaña donde vivía Florian; este se encontraba estudiando la piel de Godzilla con una especie de lupa gigante. Observaba cada minúsculo detalle e incluso cortaba de forma cuidadosa una capa interior de este trozo de carne, colocándolo en una especie de recipiente de vidrio. Ante esto, colocaría los pequeños mechones de cabello en una mesa usando la enorme lupa para quitar las capas mas delgadas de estos, para así colocarlos en otro recipiente. El alquimista comenzaría a trabajar en la planta que había cuidado con mucho esmero al acercarla a él y cortar un pequeño pétalo para ir quitando poco a poco su capa y colocarla encima en otro recipiente, para después comenzar a trazar un extraño símbolo en una hoja de pergamino comenzando a colocar los tres ingredientes en forma de un árbol seco, con los pequeños cabellos funcionando como ramas, la piel del monstruo como el tronco y los pétalos como las pequeñas hojas restantes de ese dibujo. Al juntar sus manos como si estuviera haciendo una plegaria a dios, para después colocarlas arriba del extraño ritual provocando que una extraña energía verde rodeara el dibujo mientras unas chispas salían de este.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
