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Atsumu fue el primero en despertarse para admirar la imagen de su acompañante, infló sus mejillas pensando en lo lindo que era. Se acercó a él cortando toda distancia que antes había, se acercó a su cuello frotando su nariz contra su cuello olfateando el suave olor a cafe, se sobresalto al escuchar un gruñido y se alejo bajo la penetrante mirada del alfa

—yo.. perdón— dijo jugando con sus dedos nervioso e incómodo, vio cuando Sakusa se levantó de la cama y fue al baño... fue idiota haber hecho eso, ahora él estaría enojado, bajo su cabeza mordiendo su labio ya que no fue su intención molestar al alfa

Mientras tanto Sakusa acariciaba el lugar donde anteriormente Atsumu había estado olfateando, nego con su cabeza con una mueca negando a aceptar los sentimientos que empezaban a crecer, se dispuso a bañarse para relajarse y eliminar todo pensamiento que tenía.

Al terminar salí y no vi a Atsumu, suspire y me vesti para irme. Durante el camino pensaba el porqué se había ido, cuando llegué a las habitaciones escuché una conversación sobre Atsumu y su irresponsabilidad. Ya suponía de que se trataba aún así decidí seguir en mi camino, estaba ahí para entrenar y mejorar. No debía distraerme en tonterías como estas... aun así, aunque me negara a aceptar estos sentimientos, sin importar que me diga a mi mismo que debería concentrarme solo en el voleibol... no podía sacarme de la cabeza a Atsumu, ni evitar que estos sentimientos sigan creciendo.

Pero aunque aceptara mis sentimientos.. no podría estar con él, mis padres no lo aceptarían. Por eso lo mejor sería guardar estos sentimientos en lo profundo de mi corazón. Atsumu.. sería feliz con otro alfa, un alfa que si lo ame sin importar lo que digan los demás. Aunque odiaba la idea de que estuviera con alguien más, sabía que era lo mejor

Ese fue el último pensamiento que tuve de Atsumu, para concentrarme en lo que si debía importarme, el voleibol. Sin saber que mis acciones terminarían lastimando a la persona que había logrado robar mi corazón, y sin saber que en un futuro me terminaría arrepintiendo. Y todo para ser "el hijo perfecto" que mis padres querían que fuera.

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