At 3 AM

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Advertencias: Ninguna (?).

Advertencias: Ninguna (?)

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~•~

Sukuna se quedó, sorprendentemente aceptó que la joven se pavoneara diciéndole que era su invitado.

—Deberías dormir en mi cama —dijo la joven señalando su futón tendido, olía justo como ella, como rosas bañadas en miel.

Sukuna arqueó la ceja—. No seas tonta —sus ojos recorrieron la figura de la mujer frente a él. Era tan frágil como los cuellos que rompió una y otra vez, los huesos que quebró con tanta facilidad—. No suelo dormir.

—¿Nunca? —preguntó casi sorprendida—. D-de verdad está bien si quieres dormir aquí.

—No cuando hay personas cerca —su voz ronca resonó burlona—. Sí me tienes miedo puedo asegurarte que no te mataré, ya lo habría hecho.

—No es por eso…es solo que eres mi invitado, quiero que te sientas cómodo y descanses, dijiste que venías de muy lejos, debes estar cansado —murmuró con miedo a ser regañada, pero no fue así.

Él se quedó callado antes de recargarse en la pared—. Duérmete ya —fue todo lo que dijo antes de que Hina se acomodará en su futón y le diera la espalda.

El de cabellos rosas no acostumbraba a dormir tanto, en realidad casi no lo hacía, y para evitar sentirse aletargado usaba sus rituales inversos, logrando así tener su cerebro activo. Claro, si tenía la oportunidad de dormir en su santuario lo hacía.

Meditó unos minutos “Esta mujer ni siquiera puede usar rituales adecuadamente y tiene el descaro de dormir tan tranquilamente, yo podría violarla y matarla con tanta facilidad” sus pensamientos lo obligaron a acercarse más a ella. Sí bien la había visto antes, ahora era totalmente diferente, se veía tal como lo que pretendía ser; una Santa.

Su piel estaba radiante, sus pestañas largas, sus labios entreabiertos que soltaban suspiros, la forma en la que su pecho subía y bajaba, como sus manos estaban cerca de su barbilla.

Sukuna la observó unos segundos y su mano se estiró lentamente para quitar un mechón que le impedía ver más de su cara. Se detuvo antes de poder tocarla.

“¿Qué mierda estoy haciendo?” Pensó alejándose.

Su mirada carmesí viajó a la forma en la que las sábanas se pegaron a su cadera. Como una de sus piernas estaba ligeramente flexionada. Si él quisiera podría apretar su cuello y someterla, seguramente sus delicadas uñas apenas podrían rasguñar sus brazos tratando de alejarlo.

Se alejó lentamente de ella, y regresó a dónde estaba sentado recargado contra el muro. Todo lo que podía escuchar eran los suspiros de la joven durmiendo a unos pasos de él.

Debí haberla devorado cuando pude” pensó y apretó sus puños.

“Debí haberla devorado cuando pude” pensó y apretó sus puños

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𝙏𝙤 𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖 𝙭 𝙊𝘾]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora