Raw

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Advertencias: Intento de violación, misoginia, violencia típica del manga, mención al canibalismo, homicidio.
Procede con precaución.

 Procede con precaución

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Las manos de Hina se movieron tratando de acomodar el kimono de Sukuna, era más suelto que él tradicional, más parecido al suyo. Sonrió cuando finalmente lo consiguió.

—¿Entonces vas a dar un paseo? —preguntó curiosa. Se alejó de él para alcanzar la jarra de leche fresca que dejaron en la entrada y agregó un poco de miel y té molido—. Ten, te haré un poco de arroz.

—No hace falta —respondió con la voz ronca—. Alguien viene a verme, iré a recibirlo.

Es respuesta solo llenó de dudas la mente de Hina, pero asintió insegura—. E-entonces suerte.

El de cabellos rosados se inclinó hacia ella, su mirada clavada en la suya, no dijo nada, pero esperaba algo, algo que nunca llegó puesto que Hina retrocedió unos pasos, muy sonrojada como para ocultarlo.

—Volveré en unas horas, mientras haz algo para distraerte, vive un poco para variar —bromeó a su extraña manera antes de salir del templo y alejarse entre la maleza evitando ser visto.

Satsuki se quedó sentada junto a la ventana, pensaba que sí se quedaba el tiempo suficiente lo vería regresar sonriendo, esa expresión que había deseado obtener genuinamente.

Sukuna era su única compañía, y afortunadamente una que entendía lo que ella era. Lo poco que aprendió de la hechicería era fascinante pero abrumador, tanto que procesar, y mientras más días pasaban más se asustaba y trataba de aprender rápido. Con suerte sería útil y el hombre no la dejaría atrás, no la apartaría como su familia hizo antes.

Apenas habían pasado unos pocos minutos cuando la puerta del templo fue tocada tres veces seguidas. Corrió a abrir pensando que Sukuna regresó antes de lo que comentó.

—Oh, señor Tatsurō…¿Puedo ayudarlo en algo? —preguntó la castaña haciéndose a un lado cuando el mayor se acercó más a la entrada—. No esperaba una visita.

El hombre mayor asintió sonriendo ampliamente—. Lamento la interrupción, pero debo discutir temas importantes con usted, santa —entró lentamente estudiando el rostro de la joven—. Debe sentirse muy sola aquí usted…entiendo que es para mantener su pureza, y evitar la corrupción de la vida común, usted es un regalo del cielo.

La de ojos verdes se removió incómoda—. La señora Satsuki lo propuso, así vivió su propia abuela que heredó un don similar —era terrible no poder referirse a esa mujer como “abuela”. Guío al hombre a la habitación junto a la entrada, no iba a llevarlo a dónde había rastros de Sukuna.

El de edad avanzada pasó sus manos por su barba canosa con lentitud—. Venga conmigo, siéntese…le he traído un pasador, esperaba dárselo el día que vine a verla, pero el herrero tardó en pulir el oro —se acomodó en el piso junto a una mesita de madera, y de su kimono sacó un pasador de oro en forma de mariposa, con una pequeña esmeralda en el centro.

𝙏𝙤 𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖 𝙭 𝙊𝘾]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora