𝙏𝙤 𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖 𝙭 𝙊𝘾]

Born To Die

Advertencias: violencia típica del manga.
Hijos míos, se viene 🗣️

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Hina despertó aterrada en un lugar desconocido, parecía un edificio, un lugar limpio y cuidado para las paredes un poco descuidadas. Jadeó al sentir la presión en sus brazos.

—Bella durmiente, has estado descansando durante dos días —dijo el hombre de costuras en la cabeza—. Hina Satsuki, eres una maravilla.

La castaña retrocedió rápidamente golpeándose la espalda contra la pared—. ¡Déjame ir! —vagamente recordó que ese tipo le preguntó algo sobre la estación de Sendai—. ¡Llama a mis padres, ellos te darán el dinero que pides!

El mayor suspiró—. Dinero…los humanos son estúpidos, todo lo hacen por dinero —sonrió de lado—. Estás destinada a un propósito más grande.

La castaña retuvo las lágrimas en sus ojos lo mejor que pudo—. Q-quiero irme a casa…por favor, no le diré a nadie nada de usted-

—Eres una humana muy interesante, casi divertida —la interrumpió—. Lo recordarás pronto, la mayoría recuerda sus vidas pasadas con un poco de ayuda, cada cosa marca el alma de una persona, algunas veces más fuertemente que otras.

El de marcas en la cabeza le arrojó la pequeña llave de la cadena que sostenía su pie.

—Por favor, mis padres harán lo que quieras si los llamas…

El de cabello largo se puso de pie alejándose—. Sí que eres dulce, aún en esta situación dices “por favor” —dijo cerrando la puerta detrás de él—. Uraume, ve por Sukuna, su ofrenda está lista.

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Sukuna tenía un nuevo recipiente, uno menos resistente que Yuuji Itadori.

Poseyó al joven de cabellos rosas, y cortó uno de sus dedos donde concentró su poder maldito; con 15 dedos fue más sencillo doblegar la voluntad de Megumi Fushiguro. Casi se sentía aliviado al ver a Uraume llegando a su lado.

Con Angel herido, Gojo Satoru sellado, y Yuuji Itadori solo, nadie podía intervenir contra su “alianza” con Kenjaku.

Al fin iba a verla. “Su Hina”.

Por fin iba a erradicar esa parte anímica y putrefacta de su esencia, al fin ser una maldición perfecta y alejarse de los deseos banales del plano terrenal.

Si hundía sus dientes en aquella piel que recordaba con ansias, definitivamente sacaría el recuerdo de Hina Satsuki de su mente. No la vería al cerrar los ojos, no escucharía esa risita ruidosa en las noches, ni ese extraño calor cuando imaginaba sus abrazos.

Su sirviente subió a Nue con él, y lo guió a un viejo edificio.

—Tenemos todo para completar la asimilación en el cuerpo de Megumi Fushiguro —dijo el ente de cabellos blancos, señalando una alberca con un liquido negro—. La mujer lo espera en el último piso.