"La esperanza se tuerce a ilusión y luego vuelve al dolor,
así que goza, en silencio y sin mirar.
Y luego... siente.
En el gozo y dolor en simultáneo.
Entonces la esperanza se volverá agridulce."
Gabriel y Eliot se ven distanciados después de que Ga...
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Capítulo 17
~ Eliot ~
Mayo
Salí de mi salón frustrado y con los ánimos por el piso. El resto de los estudiantes caminaba por todas direcciones y a veces golpeaban mi mochila y mi hombro y yo no tenía ganas de decirles nada.
Sentía la cabeza nublada por las preguntas del examen, borrosas e incoherentes en mi memoria, así como las respuestas que escribí y las que dejé en blanco porque no me dio el tiempo para resolver. El aire se sentía denso a mi alrededor, tenía ese zumbido conocido en el oído derecho, ese que me decía que estaba apretando muy fuerte la mandíbula.
Bajé las escaleras golpeando los escalones en cada pisada y terminé por doblar hacia la izquierda por el pasillo que me llevaría a la salida del edificio cuando una mano se apoyó en mi hombro y me hizo alzar la vista.
—Te ves fatal, amigo —me dijo Simón con una sonrisa.
—Me siento fatal —respondí de vuelta, chocando puños con él a modo de saludo.
—¿Qué pasó?
—Me fue mal en un examen. —Solté un suspiro mientras caminaba lento junto a él. Simón cargaba su mochila sobre sus hombros y traía un par de libros y papeles en la mano.
—No pasa nada, puedes rendir el recuperativo.
—Sí, pero me siento ridículo. Pospuse el estudio hasta ayer y me quedé dormido y no pude estudiar nada.
Era algo muy típico de mí, ciertamente. Esta asignatura era demasiado aburrida para mí y, además, bastante compleja. La noche anterior intenté aprenderme unos conceptos y aplicarlos a las guías de ejercicios que había como pauta para la evaluación, pero no hice mucho, honestamente. Me ganó el sueño y la pereza y terminé acostándome antes de lo que me había propuesto hacerlo.
—Tienes que organizar mejor tus tiempos, Eliot —me aconsejó Simón. Su voz cargada de una sabiduría que yo no poseía ponía más peso en mis hombros.
—Lo sé, lo sé... solo quiero que acabe este semestre —comenté con frustración mientras salíamos del edificio y bajábamos los peldaños necesarios para llegar hasta el patio delantero.
—Falta un poco para eso ¿no? —carcajeó Simón—. Ánimo, amigo. Saldrá todo bien. Puedes pedirme ayuda si quieres.
Le sonreí de vuelta, aunque no me sentía mejor.
Simón siempre me había ayudado a estudiar, pese a que yo era un vago y no tenía muchas aptitudes para esta carrera; tenía paciencia y siempre me daba ánimos, incluso cuando reprobaba algunas materias.