"La esperanza se tuerce a ilusión y luego vuelve al dolor,
así que goza, en silencio y sin mirar.
Y luego... siente.
En el gozo y dolor en simultáneo.
Entonces la esperanza se volverá agridulce."
Gabriel y Eliot se ven distanciados después de que Ga...
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Capítulo 24
~ Eliot~
Junio
Damien volvió a la barra después de terminar de subir todas las sillas sobre las mesas del pequeño bar y de trapear cuidadosamente el piso.
Verlo hacer todas esas cosas con fluidez y eficiencia daba la impresión de que era fácil administrar un lugar así y encargarte de llevar el sitio; pero yo sabía que no era tan sencillo. Damien se dormía tarde y en las mañanas iba a su trabajo de medio tiempo haciendo entregas para el correo.
Su vida era agotadora, pero siempre lo veía feliz y siempre se hacía el tiempo para mí y mis dramas.
Él y yo nos conocemos desde pequeños, vivimos en el mismo barrio —de hecho, a dos casas de distancia— y, aunque fuese tres años mayor que yo, siempre jugamos y nos divertimos como pares.
Pero Damien era mucho más maduro que yo, porque era el hermano mayor de cuatro hijos y sus padres trabajaban incansables por mantener el hogar, por lo cual Damien vino a asumir un rol de cuidador desde pequeño. Su casa siempre me pareció caótica en cuanto al ruido y los horarios dispares de todos, pero era acogedora y solía pasar mucho tiempo allí debido a que mi madre —madre soltera— tenía que trabajar para poder mantenerme.
Así, Damien se volvió la figura de hermano mayor —y a veces la figura paterna— que nunca tuve. Sus consejos eran duros y acertados y su mano firme contra mi espalda muchas veces me dio la seguridad que me faltaba para tomar decisiones importantes en mi vida, como inscribirme a clases en la Academia de Artes Escénicas.
Mamá no quería que fuera bailarín, porque sabía que todavía el mundo no apreciaba el arte de la manera necesaria para llevarme a tener un buen pasar siendo simplemente un artista; sin embargo, llegamos a un acuerdo. Entré a la universidad a estudiar contabilidad y, a la par, decidí meterme a clases semanales en la academia, para poder dedicarme a ambas cosas.
Era pesado, sí. Muchas veces injusto y, para los años que llevo estudiando, me quedan al menos dos más para terminar mi carrera, debido al poco tiempo que le dedico a mis estudios.
A veces quisiera ser como Damien, quien no fue a la universidad porque los estudios nunca fueron para él y lo tenía muy claro, desde temprana edad. Tampoco quería hacer algo grandioso con su vida, simplemente quería tener el dinero para hacer cosas que siempre soñó hacer, como comprarse un auto, vivir solo y salir con sus amigos a divertirse.
Trabajó en muchas cosas, como restaurantes de comida rápida, en un taller mecánico, como repartidor o paseando perros, hasta que juntó el dinero para pagarse un curso de barman y postuló a distintos bares hasta llegar aquí.
Damien sabía cuál era su norte, sabía lo que quería y se dedicaba a llegar a sus metas. Yo no era así, a veces era vago y francamente el tema de los estudios me tenía aburrido. Desearía tener más tiempo para dedicarme al baile, pero le había hecho una promesa a mi madre de sacar ese título y luego hacer lo que quisiera con él.