Capítulo 21
~ Eliot~
Gabriel era un chico muy genial. Lucía como alguien introvertido —y, ciertamente, lo es—, es decir, no le gusta conocer gente nueva y tampoco estar en grupos muy grandes de gente, es de los que prefiere pedir cosas por aplicaciones en vez de estar llamando por teléfono; pero, aun así, cuando la situación se daba, era extremadamente amable y amigable.
Fue la primera impresión que me dio el día que lo conocí. Fue en ese mismo sillón en donde ahora nos sentamos después de saludarnos y de que me pasara un plato caliente con pollo agridulce y un vaso con jugo de naranja.
Gabriel era ese tipo de amigo que estaba pendiente de los detalles, de saber si comiste y si dormiste bien, de saber si tienes frío y si saliste abrigado esa mañana. Era una persona altamente cariñosa también, de esos que le gustaba dar caricias en el cabello, abrazar con fuerza, recargar su cabeza en el hombro de confianza.
Era fácil estar cerca de él, porque Gabriel se acercaba, te acogía y te sonreía sin dudar. Te escuchaba y te seguía la corriente en las conversaciones, por muy disparatadas que fueran, por muy ridículo que se viera; porque cuando estabas triste, Gabriel te cedía sus brazos y te rodeaba, te borraba las lágrimas, se tragaba tu dolor dejando que descansaras en su regazo, te preparaba algo de comer o de beber y te repetía palabras consoladoras; y, cuando algo bueno te pasaba, se emocionaba contigo, sonreía entusiasmado y volvía a regalarte sus abrazos y palabras de orgullo.
Gabriel era demasiado genial.
Pero, a veces, Gabriel lucía apagado; a veces, Gabriel se deprimía y se sumergía en pensamientos irracionales y lapidarios; no quería salir de la cama o del sillón y se quedaba mirando el techo o ahogándose en siestas para no pensar.
A veces Gabriel reclamaba atención y requería que alguien secara sus lágrimas. No daba los abrazos, sino que los pedía silenciosamente. A veces se hacía una bolita miserable y lucía como alguien a quien tenías que acunar en tu pecho y absorber su negatividad.
A veces Gabriel lucía distante y con la mente en algo más allá de este mundo, como el buen soñador y creador que era, como el alma que leía hasta las etiquetas del shampoo y los ingredientes de la comida envasada; él tenía un mundo propio al que pocas veces daba acceso a alguien más.
Y hoy las puertas de ese mundo parecían abiertas hacia mí. Al menos, ese mensaje me quedó de su invitación a quedarme esa noche; Gabriel pidiendo de forma indirecta que alguien notara su sentir e hiciera algo al respecto.
Por eso, cuando terminé de comer, de contarle que había estado con Emil y que logré que comiera pastel de chocolate y que le hice reír un buen rato hasta que el local cerró, lo miré por un momento detenidamente.
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Como un chico
Romance"La esperanza se tuerce a ilusión y luego vuelve al dolor, así que goza, en silencio y sin mirar. Y luego... siente. En el gozo y dolor en simultáneo. Entonces la esperanza se volverá agridulce." Gabriel y Eliot se ven distanciados después de que Ga...