29. Paz y otros conflictos.

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Con el completo control de sus habilidades temporales, ya no tenía tanto miedo de lo que la podía deparar el futuro. En algún momento de toda la faena que la heroína se había mandado en el granero, para variar había quedado exhausta. No había sido cuidadosa consigo misma y ponderó su objetivo de mantener a sus amigas vivas sobre su propia seguridad. En consecuencia, terminó rendida y al poco tiempo que la subieron al vehículo a cargo de David, la viajera cayó desvanecida. Al principio, todos los que en aquel momento se encontraban en la residencia de los Price se habían preocupado por la salud de Max, pero tan pronto como contactaron a su doctor de confianza y la hubo revisado les confirmó que ella tan solo estaba agotada. Eventualmente despertaría si descansaba lo suficiente.

Las chicas se habían quedado en el lugar de Chloe a que las cosas se calmaran mientras cuidaban de Rachel y Max ya que se encontraban bastante débiles. David, por su parte, había retomado sus actividades como refuerzo del cuerpo de policía encargado del caso. La investigación en el lugar de los hechos, las fotografías tomadas por Maxine y los testimonios de ambas chicas fueron tomadas como suficientes pruebas para cerrar el caso y declarar irrefutablemente la culpabilidad de Jefferson y Nathan en el caso. La estrategia de Max, aunque con imprevistos, había resultado en un contundente éxito. Había eliminado de raíz el potencial riesgo que Jefferson y compañía representaban a la vida de Chloe y Rachel. Finalmente estaban a salvo y había conseguido arreglar la distorsión en el camino.

La viajera no logró salir de su prolongado letargo cuando las señales del viaje temporal comenzaron a manifestarse. Estaba siendo jalada al presente porque había alcanzado la meta que se había fijado mentalmente cuando saltó entre líneas para encontrar a Rachel. Un dejo de incertidumbre había logrado colarse en Max porque las interacciones con sus amigas habían sido lo más objetivas posibles sin darle importancia a establecer las bases de una conexión afectiva favorable. Si lo pensaba, incluso dudaba de haber establecido siquiera las bases de una buena amistad con Rachel, pero al final decidió no preocuparse por esos detalles. Ya lo solucionaría después. Había hecho las cosas bien y lo que sea que le esperara en el presente, lo aceptaría agradecida mientras Chloe y Rachel estuvieran vivas.

Tenía los ojos cerrados por una extraña razón. Y esa razón seguramente no era haber estado dormida hasta el aterrizaje. Había algo más. La música de fondo electrónica llegó a sus oídos, ¿qué significaba eso? ¿Acaso estaba de Rave? No... el volumen no era ensordecedor como una fiesta, sino que era soportable. En eso pensaba Max cuando una extraña picazón encima del párpado la asaltó repentinamente. El contacto con algo de punta suave le estaba causando cosquillas. Sus pupilas se revolotearon inquietas aún con los ojos cerrados y sus cejas tiritaron en respuesta.

—No te muevas, Max. Ya pronto termino.

Un conocido aroma saludó a sus sentidos, acompañado de una voz grave y seductora. No cabía duda, conocía a la dueña y, contrario a la indicación que había recibido, le invadieron las ganas de verla. Abrió los ojos para encontrarse con su rostro de frente, mirándola.

—¡Nooo... ¡¡Aún no había terminado! Ahora tendré que volver a hacer el delineado. — Dijo Rachel algo decepcionada.

Parpadeó varias veces por la incredulidad. Su rubia amiga estaba bien y eso era suficiente para ella. Max decidió no mostrarse demasiado desorientada para no parecer sospechosa de un segundo a otro en lo que se ajustaban sus memorias después del salto. Sabía que eventualmente volverían, solo tenía que ser paciente.

Mientras tanto, seguiría siendo un misterio la naturaleza de su relación, pero parecía marchar bien. Es decir, si no fueran amigas no estaría tan cerca de ella: ya descubriría más detalles sobre la marcha. Max se atrevió a mirar de soslayo el lugar donde se encontraba y no se le hacía conocido. Sin embargo, el cuarto era muy amplio y había colgados varios posters de bandas en las paredes, de artistas y de frases icónicas de la literatura... Siguió con la mirada la línea de impresiones decoradas y coloridas con las frases hasta dar con un librero enorme el cual estaba repleto de libros y revistas perfectamente organizados y que se encontraba ubicado en un ángulo de la habitación. Al mirar al frente, detrás de la figura de la rubia, una cama matrimonial la sorprendió a pocos metros de su ubicación. La viajera estaba sentada en un cómodo sofá loveseat y, enfrententandola, Rachel le hacía compañía desde una silla que igualmente bastante cómoda y en armonía con toda la decoración de la recámara. Nunca tuvo la oportunidad de estar ahí antes, pero adivinó que sería el dormitorio de su rubia amiga. Todo allí tenía un halo mágico, creativo y deslumbrante: definitivamente era muy ella.

[Life is Strange] Mi última esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora