18. Revelaciones.

141 7 3
                                    

-¡NO, NO, NO!

El ruido era insoportable. Me separaba cruelmente de los brazos de mi amada Chloe. Del lugar dónde quería estar en esos momentos tan difíciles...

-Es increíble. ¡Argh. ¡No puedo con esto! ¿Cómo es posible que no te esté afectando? ¡MALDICIÓN! ¿Tan puta eres, Amber?

¡Lo que sí es increíble es que no cierres tu jodida boca!

De verdad necesitaba que dejara de taladrarme los oídos con esa voz tan odiosa y sus rabietas inútiles. Me estaba costando mucho concentrarme de nuevo en Chloe y en ignorar cierta sensación bajar por mi garganta. El berrinche de la loca, sin embargo, no hizo más que intensificar su estruendo y la magnitud de las cosas destruidas a su paso. En ese punto me pareció un caso perdido, ya no pude abstraerme y por poco me ahogo.

La mezcla de sonidos fue abrumadora y me sacó de mis pensamientos. Cerré los ojos con fuerza y, acto seguido, no pude evitar toser. Lo disimulé como pude, no me convenía que Victoria me analizara a detalle. Nadie debía descubrir la inmensa repulsión que en realidad sentí en ese momento. Pero si estábamos hablando de circunstancias inverosímiles, el hecho de que con toda esa vorágine de ruido Max siguiera inconsciente, se llevó el premio. Supuse que no había pasado tanto tiempo a pesar de que a mí me pareció una eternidad.

Tras recuperar el aliento y luchar con el violento impulso de expulsar el contenido de mi estómago en la siguiente arcada, decidí enfrentar de una vez por todas a la jodida loca que tenía enfrente. Para mi juicio, ya había cooperado lo suficiente y su delirio debería estar satisfecho. Era urgente parar a esa perra, su teatrito estaba a punto de explotarle en las manos y arrastrar a todos. A estas alturas de la jornada, mi tolerancia se había ido de viaje a un lugar muy lejano. Esa maldita me estaba tocando los ovarios. ¡Y mucho!

-¡Hey, haznos un favor a todos y ya cállate! -Yep, definitivamente mi paciencia había caído tan bajo que pisó el infierno.-No estés llorando porque las cosas no te están resultando como querías. Ya hice lo que dijiste, ¿no? Entonces simplemente cierra la boca. No sé qué estúpidos motivos tengas, pero incluso para una depravada como tú, esto debería ser bastar. Cumplí tus demandas.

La aludida me fulminó con la mirada y enseguida caminó hacia mi dirección. El sonido de sus pisadas evidenciaba cuan enojada estaba, eran realmente pesadas. Igual no parecía querer ocultarlo.

-¿Y tú que vas a saber qué es suficiente, idiota? ¿Acaso sabes algo de mí? ¿Tan siquiera notas a quienes aplastas a tu paso? - Y mantuvo la mirada largos segundos en los que además del odio, sus pupilas reflejaban decepción, dolor y la tristeza presentes. Su cercanía me estaba afectando. Algo de todo ese cúmulo negativo se me trasmitió, como un virus, y me puso a pensar.

Quería que se alejara. Verla de frente y tan firme me dejó perpleja. Algo me hizo ruido, no encajaba una pieza. Esa última frase estaba compuesta mayormente de odio, indudablemente; pero había algo más. Otro elemento que no supe identificar.

El filo de sus palabras me atravesó: la intensidad de su mirada y el cúmulo de sentimientos negativos que irradiaba, se me antojó imposible de ignorar, aunque así lo quise. Victoria irrumpió mi espacio personal y me dejó abrumada por unos instantes con tan solo someterme a un simple acto de escrutinio. ¿Esa sensación tan desagradable que estaba sintiendo provenía del resentimiento? ¿Era eso lo que se me escapaba? En ese caso, si asumía que fuera correcto que olvidaba algo importante, acaso... ¿yo le había hecho algo para ocasionar toda esa ira? Algo en su voz quebrada y ojos rojizos me hizo creer que sí, pero yo no lograba recordar. Al final, mi mente no evocó nada.

-No, ¿verdad? Lo mismo pensé- continuó. Entrecerró los ojos y con un dejo de orgullo trató de mantenerse fuerte, imperturbable, invulnerable. Sin embargo, en ese punto, sus emociones eran un solo ente con su lenguaje corporal. Un atisbo de decepción se dibujó en su expresión facial, rebelde a su fachada.

[Life is Strange] Mi última esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora