Hoy y siempre

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Septiembre 2029

- Como estas?- preguntó Susana a su hija nada más entrar en aquella habitación de hotel.
- Pues atacada mamá - indicó en un suspiro mientras se sentaba en una de las sillas. - Puedes ir a verla? Necesito saber que está bien.
- He pasado por allí al venir para acá - esa información hizo que la granadina se girase rápidamente a mirar a su madre.- Vio cariño está igual de atacada que tú. Si hasta me ha preguntado si de verdad querías casarte.
- No se puede ser más tonta.- Rodó los ojos-Todavía no estoy ni pintada, puedes ir y preguntarle si podemos vernos?

Después de 1 año y medio comprometidas, el día de la tan esperada boda había llegado. Habían decidido pasar la noche anterior separadas pero en estos momento ambas se arrepentían enormemente de su decisión.

Una llamada en el móvil de la chica interrumpió la conversación que madre e hija estaban teniendo.

- Vivi- soltó en un suspiro en cuanto oyó que se había descolgado el teléfono- te echo de menos.
- Y yo amor, justo le estaba diciendo a mi madre que quería verte.- confesó la granadina saliendo a la terraza para tener un poco más de intimidad.
- Has empezado a arreglarte? - la menorquina por muy exagerado que pudiese parecer, necesitaba ver a su futura mujer en esos momentos. - Yo aún no - dejó claro antes de que la mayor respondiera.
- Yo tampoco, sales un momento al pasillo? - preguntó con esperanzas de que la morena accediese.

Y como si de una escena de película se tratase, ambas salieron corriendo en busca de la otra en cuanto sus ojos se cruzaron en ese pasillo de hotel. No tenían dudas, al revés, lo único que había en sus cuerpos eran ganas y nervios por que todo saliera bien. Eran el amor de la vida de la otra, se cuidaban, se protegían, se querían cada día un poco más y eso les había llevado hasta el día de hoy donde lo único que querían eran que disfrutar, celebrar su amor con su familia y sus amigos y acabar el día durmiendo junto a su alma gemela.

Las madres las observaban desde el umbral de la puerta de cada habitación con una sonrisa que no les cabía en el pecho y con los ojos vidriosos. Ambas mujeres tenían claro que sus hijas no podían estar en mejores manos y que jamás nadie las iba a querer como se querían esas dos.

- Mamá nos dejáis un momento a solas? - preguntó la menorquina entrando con su futura mujer de la mano en aquella habitación.
- Of course, pero no tardéis mucho que vamos a llegar tarde - vigiló la mujer mirando la hora.

Una vez a solas Chiara sentó a su mujer en aquella cama y sin preguntar se sentó encima suya con una pierna a cada lado de la granadina - En qué momento -beso- decidimos - beso- pasar -beso- la noche de antes - beso- separadas? -beso.
- Te he echado tanto de menos - confesó la granadina enterrando su cabeza en el cuello de la menor y abrazándola fuerte por la cintura.- Va a ir todo bien verdad? - preguntó con un tono miedoso.
- of course love- respondió juntando sus frentes y soltando un suspiro que demostraba lo que ansiaba ese momento.- Me besas?
- Que pregunta es esa? - río la granadina que entendió que su mujer se había despertado muy mimosa.
- Me besas o no? - Volvió a preguntar con un puchero.
- Ven aquí - cogió de la nuca a la menor y juntó sus labios en un beso ansioso donde no tardaron en entrar en juego sus lenguas y la menorquina, de un momento a otro empezó a mover las caderas haciendo que la pelirroja jadeara en su boca.

- Míralas, que se van a poner a follar - interrumpió Ruslana en la habitación acompañada de Denna.- Rubia llévatela o no se van a separar.
- Lo sentimos, vuestras madres nos mandan a separaros o llegaremos tardes.- informó tras ver las caras serias de sus amigas.
- Lo que tenéis es que dar las gracias que querían entrar ellas primero.- dijo mientras levantaba a la menorquina del regazo de la mayor y empujaba a esta última junto a Denna.
- Vamos Vio, llegaréis tarde.- la rubia cogió de la mano a la pelirroja para llevársela a su habitación.
- Un segundo te lo juro- pidió con un puchero y la rubia no se pudo negar. - Te amo, te veo en un ratito, eres el amor de mi vida y no puedo esperar para casarme contigo.- hablo dirigiéndose a la menorquina y dejando un último beso en sus labios.
- Yo tampoco, te amo. No te pongas muy guapa que me vas a dar un infarto- dijo con gracia la menorquina tirando de la cintura de su mujer para profundizar el beso.
- Estáis desatadas por dios- gritó Ruslana teniendo que volver a separar a las dos chicas.

Como pasaba el tiempo-KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora