18: Terror en la tormenta

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Anthony

Llego a la mansión, nadie me abre. Visualizo como hay una tormenta, aproximándose. Dejo de tocar bocina, entonces abandono mi vehículo, corro hacia el patio trasero. El viento mueve mi cabello mientras continúo avanzando y la preocupación crece. Logro abrir la reja de atrás, solo hay silencio y el sonido de las plantas movilizándose por la brisa.

Escucho pasos, así que giro la cabeza, rápido. No hay nadie. Camino, despacio, algunas ramas crujen. Imposible hacer silencio, y es por eso que oigo al enemigo deambular. Las primeras gotas de la lluvia caen y el barro se comienza a formar. Me estoy empapando, mis pies se mancharon. La tormenta no cesa. No recordaba que esté jardín fuera tan grande.

Todo se ha vuelto nervios.

El suspenso acaba cuando uno de esos monstruos, salta a atacarme, así que caigo al barro. Las chispas brotan, por lo tanto, se aleja.

―Me has roto los dientes ―se queja el ser de tres ojos―. Pero puedo romper tu escudo, solo necesito esfuerzo.

Avanza con sus garras mientras yo retrocedo en el suelo. Busco la daga oculta en mi pantalón, pero salta atacarme otra vez, lo que provoca que esta salga disparada. Mierda, el único objeto que puede ayudarme, perdido en el barro.

Me giro mientras el demonio, intenta salir del aturdimiento, entonces busco en el fango mi arma afilada. Toco algo, pero no es el cuchillo. Es una mano. Oh, por Dios, es el cadáver de Anatoly. Está cortado a la mitad, sus pupilas se ven sin vida, no tienen el característico brillo. Levanto la cabeza, visualizo que otro monstruo se encuentra masticando un brazo. El cuerpo de mi hermano tiene ambos, solo espero que no sea el de Kiew.

―¿Quieres unirte? ―Vuelve atacarme el demonio de atrás, pero de nuevo se aturde con aquel campo de fuerza.

Aunque noto como empieza a resquebrajarse. Unas líneas se forman en el aire. No resistirá, moriré. Estoy perdido, vine a sellar mi propia muerte.

Antes de que pueda reaccionar, un demonio más pequeño se lanza sobre el que me atacaba, entonces la reconozco, es Lisette.

―¡¡Anthony, corre!! ―pide.

Reacciono, me levanto para avanzar e intento esquivar al otro bicho delante de mí. Me escondo detrás de una pared. Maldición, ¿cómo me enfrento a esas cosas? No tengo el arma y ni siquiera estoy en el bosque para que este me auxilie.

―¿Necesitas ayuda?

―¡¡Ah!! ―grito al escuchar al siniestro de Asthur―. ¡¿Quieres matarme de un síncope?!

―Eso sería bueno. ―Mantiene la sonrisa, luego aclara―. Son cuatro.

―¿Cuatro? ―Espío―. Solo veo dos.

―Porque hay dos más dentro de la casa. ―Se señala el oído― Los escucho.

―¿Y cómo podrías tú ayudarme? ―Refunfuño―. ¿Vas a deshacerte de ellos?

Ofrece su mano, luego sonríe de manera aterradora, mostrándome sus miles de dientes y sus ojos brillando en un rojo vivo.

―Exacto. ―Hay maldad en su gesto―. ¿Me vendes tu alma?

¿Dónde firmo? ¿Qué? ¿Quién dijo eso? 😂

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¿Dónde firmo? ¿Qué? ¿Quién dijo eso? 😂

Saludos, Vivi.

Pureza EngañosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora