24: Las lecturas de Lisette

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Lisette

No es un cuento de hadas...

¡Eso ya lo sé! En las historias que yo leo todo es bonito. Sé que en la realidad pasan cosas malas, peores que en una obra literaria. Comprendo que esto no es una novela para niños, pero que no me lo refriegue en la cara. Lo entiendo, la ficción no es lo mismo que la realidad, pero no quiero crecer, yo deseo que mi cuento sea feliz.

Me dio a entender que soy una caprichosa, es muy malo. Me dijo entre líneas que debo madurar, ¿quién se cree?, ¿mi madre? ¡Ella está muerta!

―Hola, querido suegro ―lo saludo al verlo desayunar en el jardín de la mansión Nikolav.

―Oí que tus estudios salieron todos bien. ―Bebe de su taza―. Felicidades.

―Gracias ―digo, tímida.

―¿Qué te aqueja, pequeña? ―Se mantiene sentado en su silla. Señala la de al lado de él―. Siéntate.

Acepto su invitación y lo acompaño.

―Sé que Anthony me ama, pero no logro hacer que lo admita.

Se ríe, tranquilo.

―Ah, ese travieso. Déjalo ser, ya lo conseguirás. Las cosas deben fluir, pequeña.

―Anthony dice que no debo hablar con usted y lo comprendo, es muy mala influencia.

Sonríe con malicia.

―Ambos sabemos que tienes que estar bien conmigo, yo soy el que te da de comer después de todo, pero eso no se lo has dicho, ¿verdad?

―¿Cómo podría? ―expreso, nerviosa―. Matar está mal.

―Pero lo necesitas para sobrevivir.

―Sí. ―Trago saliva.

―Pequeña, no te preocupes por Anthony, él trabaja en el negocio del asesinato, no tiene por qué culparte.

―Creo que, si los asesinara, sin comérmelos, sería algo más normal para él.

Se ríe.

―Probablemente.

―Querido suegro, ¿cómo puedo madurar?

―La falta de información te está haciendo mucho daño. ―Vuelve a reír―. Te diré algo, si quieres conquistar a Anthony, deberías hablar con una de sus amantes. Seguro obtienes algún buen consejo. ―Saca del bolsillo una tarjeta.

Frunzo el ceño, entonces alzo una ceja.

―¿Para qué? ―gruño.

―No te enfades conmigo, aunque si quieres eliminarla, mínimo, antes, consigue algún tip de ella. El teléfono de la casa está en la sala principal. Llámala, su nombre es Martina.

―¿Y por qué tiene su número, usted? ―consulto, desconfiando.

―Es prostituta, le gusta a muchos, y a Anthony, ni hablar, le encanta. Incluso ha estado gratis alguna vez. Seguro la has visto en la casa, es la pelirroja despampanante.

―¿Prostituta? ―pregunto por la palabra que no entiendo.

―Deberías buscar en el diccionario la palabra "sexo", pequeña. Entenderás todo más rápido. Sé que Anthony debió habértela mencionado antes, pero se ve que se rehúsa a enseñarte. Cuando aprendas sobre esta, ve y critícalo por tratarte de tonta. Será divertido.

Lo ignoro, entonces me levanto de mi asiento. Como no me gusta la idea de hablar con esa chica, decido ir a buscar el diccionario. Cuando encuentro el libro, me siento en el sillón de la sala principal, entonces busco "prostituta", pero no la entiendo, así que me atrevo a buscar la palabra que el suegro me sugirió en primer lugar.

A mi cara llega mucho calor cuando al fin entiendo las imágenes que tenía Anthony de mí en su mente.

¡Es un desvergonzado! 

Pobre Anthony, él duerme tranquilo mientras Lisette lo quiere matar 😂

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Pobre Anthony, él duerme tranquilo mientras Lisette lo quiere matar 😂

¡Corre, perra, corre!

Saludos, Vivi.

Pureza EngañosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora