Anthony
¿Qué ha pasado? Estoy confundido. ¿Cómo llegué a la entrada de la iglesia? O sea, sé que vine hasta aquí, pero la razón se siente confusa.
"Calmémonos, no ha pasado nada, así que deberían retirarse".
Es cierto, ese Atrell es un demonio, ¿me manipuló con alguna especie de habilidad? ¡Debo regresar con Lisette! Antes de que pueda hacerlo, la visualizo cruzar las puertas, así que se reúne conmigo con una gran sonrisa. Al ver ese gesto, el alivio llega hasta mí.
―¿Estás bien? ―cuestiono en tono preocupado―. Lo siento, yo...
―Tranquilo, Atrell Scarman es bastante amable.
―Tiene cara de psicópata ―comento por ese gesto de pura calma que se traía―. Y entonces, ¿te confesaste?
―Uh, no ―dice, tímida―. Es que... terminé preguntando por Uxío.
Enarco una ceja.
―¿No se supone que hay muchos demonios en Norville? ¿Cuál es la posibilidad de que Atrell lo conozca? ¿Qué te dijo?
―Él me aclaró que conoce a todos los demonios en Norville, pero que no me diría quién es el amigo de Uxío.
Pongo las manos en los bolsillos.
―O sea, es un charlatán. ―Doy la vuelta en dirección hacia el coche, entonces comienzo a caminar y me sigue.
―Parecía sincero.
―Es un demonio, ¿qué no son malos todos?
Frunce el ceño.
―Yo soy uno.
Me río.
―Sí, pero tú eres mi esposa, debo confiar en ti.
Se sonroja mientras nos detenemos delante del vehículo.
―¿Ya me dirás qué te pasa? ―cuestiona.
Enarco una ceja.
―¿Qué me pasa con qué?
―Antes podrías jurar que no te gustaban los monstruos y ahora me sigues como baboso desvergonzado.
Me río ante sus extrañas formas de insultarme.
―Por favor, ya deja ese diccionario o abandona la necesidad de buscar enciclopedias en la internet, me tienes a mí para preguntarme lo que quieras. ―Muestro mis dientes brillantes en una gran sonrisa―. De verdad te lo digo.
―¿Por qué? ¡¿Por qué?! ―insiste.
―Ahora yo no te entiendo. ―Me quedo observándola fijo―. ¿No era lo que querías? Eso de aceptar mis sentimientos y tal.
Su rostro se vuelve rojo por completo, y hasta le tiemblan las piernas.
―Sí, pero... ¿Así?
―¿Así cómo? ―Vuelvo a alzar una ceja, luego intento comprender―. ¿Tú querías una confesión formal? Que sepas que yo no soy de esos. Aunque supongo que lo acabo de hacer, fui bastante claro, ¿no?
―Pero tú odias a los demonios, te dan miedo los monstruos y detestas el compromiso.
Muevo los hombros sin importancia.
―Sí, pero ya estamos aquí, ¿verdad?
―¡¿Qué dices?! ―chilla, levantando los puños―. ¡¡Eres un cochino!!
―¿Yo? Tú eres la que se imagina cosas raras, lo mío es muy normal, yo no me arrepiento de mis supuestos pensamientos impuros.
Baja las manos, despacio.
―O sea... ―Entrecierra los ojos―. ¿Qué no tienes miedo de mis bichos?
―Yo nunca dije que no, pero no tengo que preocuparme, no creo que lo hagamos.
―¿No?
―No.
―¿Por qué no?
―Cochina ―me burlo.
―¡¡Ya dime la razón!! ―grita más sonrojada.
Me río.
―Porque estoy seguro de que crees que como no lo hicimos en los momentos específicos, como las nupcias o buscando bebés, piensas que no va a pasar.
―¿Cómo lo sabes? ―Levanta los puños otra vez, aterrada―. ¿También eres un demonio?
―No, solo eres predecible, y si no te aclaran las cosas, no las comprendes. Me lo acabas de confirmar, pues recién ahora te has dado cuenta de mis sentimientos. Tuve que ser claro o no te darías cuenta.
―¿Me estás llamando tonta? ―se queja.
―No. ―Le abro la puerta―. Ya vámonos.
―Pero Anthony... ―Parece que se está muriendo de calor en su gesto―. No soy una desvergonzada.
Me río.
―Ya entra.
―Sí ―dice en tono bajo.
Hace un pucherito, luego avanza toda tímida, pasando despacio por mi lado. La detengo, tomo un mechón de sus cabellos rubios y lo beso, luego me aproximo a su oreja a susurrarle.
―Existen mejores palabras para expresar lo que estás sintiendo, lo prometo.
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Pureza Engañosa
ParanormalUn mafioso es comprometido con una adorable chica, sin saber que detrás de esa inocente, se esconde una monstruosa criatura. Por Viviana Valeria V.