44: Beso de despedida

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Lisette

Leo el libro que me regaló Asthur y lo estudio de forma detenida y atenta, mientras estoy con la espalda en la almohada de la cama. Cierro mi lectura, visualizando a Uxío, así que le sonrío.

―No tuve la oportunidad de agradecerte, que no interrumpieras cuando estuve con Anthony... ―Mis mejillas arden―. Bueno, haciendo eso, ya sabes el qué.

El fantasma se cruza de brazos y enarca una ceja.

―Se bloqueó la conexión ―dice, sombrío.

―No tienes por qué fingir, para hacerme sentir bien, ya que me encuentro enferma. Además, ya estoy grandecita, puedo con la vergüenza.

Camina, entonces salta y se acuesta a mi lado en la cama.

―No sé qué pasó, pero en algún momento, estuviste teniendo sexo con El Carroñero.

Chillo.

―¡¡No puede ser, era Anthony!!

―No dije que no estuviera en sus cabales, pero que su energía estuvo durante el sexo, es evidente. Por eso te dije que no había que contarle nada.

Suspiro.

―Ay, Uxío. ¿Qué haré cuando te vayas? ―Me río―. Ya me acostumbré a tenerte cerca.

Sonríe.

―Yo también te voy a extrañar.

Siento como una mala energía detrás de mí, así que mi espalda tiene un gran escalofrío. Giro mi vista, entonces me encuentro a Anthony parado en frente de la cama.

―Amo cuando estás celoso. ―Me río de mi marido, luego miro a Uxío―. Siempre haces lo mismo, te apareces cuando viene.

―Es divertido ―se burla el espíritu.

―¡¡Maldito fantasma!! ―grita Anthony―. ¡¡Deja de rondar a mi esposa!!

Oímos un carraspeo en la puerta, entonces veo al doctor. Supongo que vino con Anthony.

―A ver, permítanme atender a la paciente ―aclara Wallstrom.

Ellos asienten, entonces me dejan con el médico. Aunque, en realidad, Uxío solo desaparece y al señor casi le da un infarto. Eso que hace siempre me dará gracia.

Anthony

El doctor termina, por lo tanto, vuelvo a entrar a la habitación, así que al fin puedo oír el veredicto. Estoy realmente impaciente. Además, no quiero que mi padre llegue antes de saberlo yo por completo.

―¿Estará bien? ¿Qué debemos hacer? ―pregunto todo.

―Por lo que pude palpar, tiene algo en el estómago. Si no lo expulsa, supongo que tendremos que hacer cirugía, pero no nos apresuraremos. Que tome de esto y que venga a verme pronto. ―Me da un medicamento.

―Gracias.

Se retira y la mucama lo acompaña hasta la puerta. Me aproximo a Lisette y le sonrío, entonces ella hace lo mismo. Acaricio su cabeza.

―Al parecer te causo indigestión, porque no parece que te hayas comido nada más ―bromeo.

―Ya no me duele tanto ―aclara.

―Me alegra. ―Hago una pausa y reacciono cuando se levanta de la cama―. ¿Qué haces?

―Hay que hacer el ritual para cortar mi alma, para que Uxío pueda partir, no hay tiempo.

―¿Ahora? ―Enarco una ceja y la reprendo―. No, tú te acuestas.

―Kireya puede venir en cualquier momento, no puedo quedarme tumbada. Además, hay días específicos para hacerlo y este es uno de ellos. Después hay que esperar todo un mes.

―Pero Lisette...

Frunce el ceño.

―Vamos a ayudar a Uxío ―dice determinada.

Bufo.

―Bien, pero que quede claro, no haremos nada que te lastime.

Sonríe.

―No es un ritual dañino. Además, tenemos las cenizas, y al parecer las necesitábamos, así que tenemos un paso hecho. Vamos al bosque.

Mierda, no puedo con esta mujer.

Lisette

Vamos al bosque y pongo las cenizas en lugares específicos. Hago algunos dibujos del libro en el pasto. Mi marido me observa como preguntándose "si sé lo que hago". La verdad, no mucho, pero es lo que hay. El fantasma de Uxío aparece, entonces le sonrío, él hace lo mismo.

―¡Terminé! ―declaro, victoriosa.

―¿Y ahora? ―consulta Anthony.

―Partimos el alma en dos.

Marco una cruz en mi muñeca y luego otra en la de Uxío, entonces una luz nos eleva un instante, así que siento que me sofoco. Caigo al suelo, pero me levanto, mareada, luego veo que el fantasma ahora brilla. Supongo que, en este momento, ya se puede ir, y yo podré dormir mucho.

Qué cansancio.

―Gracias, Lisette. ―Uxío se aproxima, me agarra la mejilla y me da un leve beso en los labios.

―¡¡Lo quiero golpear!! ―grita Anthony.

―Adiós al esposo celoso también.

―¡¡No, Uxío!! ―Vemos llegar a Kireya.

¡Uy, cagamos!

―¡¡Vete, rápido!! ―le pido al fantasma.

El espíritu suspira, entonces se le acerca a la pelirroja, para aclararle:

―Ya te lo dijo Lisette, debes avanzar.

―No, Uxío, no te vayas. ―Las lágrimas de Kireya mojan su rostro―. No me dejes.

―Si cuando me marche, me entero de que les hiciste algo, te odiaré para siempre. Haz valer el recuerdo de nuestra amistad y no la destruyas más de lo que ya lo hiciste. Vive tu vida, sigue adelante.

―Uxío...

Intenta tocarlo, pero él desaparece. Cae de rodillas al pasto a llorar, desconsolada. Anthony se aproxima hasta mí, entonces me agarra la mano para que nos retiremos. La dejamos sola allí, sollozando. 

Nos despedimos de Uxío 💔

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Nos despedimos de Uxío 💔

Y no me quedé con las ganas de que besara a Lisette 🤣

Si leyeron mi tablero, sabrán que este es el antepenúltimo capítulo, toca despedirse de la historia también 💔💔💔

Saludos, Vivi.

Pureza EngañosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora