22, Un decision apresurada, Corlys

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Fue un apocalipsis para la corte.

Una catástrofe, el miedo, los gritos, la estructura del castillo desmoronándose sobre sus cabezas, el terrible ruido de la madera, el metal y el adoquín cantando una canción de tragedia, la sangre y los nobles corriendo despavoridos a todos lados, algunos de ellos fueron alcanzados por los pedazos de una estructura en destruccion, no faltó quien cayó y fue aplastado por la muchedumbre de la corte, como un montón de hormigas de coñetes, le recuerda a los peces coloridos del arrecife nadando de un lugar a otro llenando el mar de sus colores.

Permanece quieto en su lugar, desde que el ataque (por que es un ataque, Corlys es tan viejo que reconoce una batalla a miles de kilómetros) empezó, de pie mientras todo se derrumba a su alrededor, imperturbable.

La muerte no ha venido por el, pero tal vez él venga a la muerte de esta forma, tal vez si cae un pedazo del techo sobre si, pueda averiguar si su dulce perla está en ese mundo o en este, tal vez vea a Laenor o incluso, a su padre y madre.

Por algún motivo, se mueve, no con la rapidez y brutalidad con la que el resto lo hace y más de una vez chocó con varias personas despavoridas, camina pasó a paso con dignidad hacia la ventana más cercana y sus oscuros ojos púrpura buscan al atacante.

Observa entonces su bandera y lo primero que lo invade es el desconcierto, pero al ver como los cañones disparan, cae en cuenta que no es un propio ataque, si no, otro ataque precisamente de extranjeros.

Su mente empieza a trabajar ¿Por qué una flota extranjera, que viene tan bien equipada atacaría precisamente a la corte? ¿Por qué sus estandartes? ¿Quiénes son? ¿Qué buscan? Entre el horrible ruido que hace la estructura que cede bajo sus pies, Corlys ve una hoja. Dos y luego miles.

Atrapa una y lee su contenido.

Sus pies se han movido sin su permiso y sus manos se aferran al papel con fuerza, recién entonces, corre.

No por que tenga miedo, no por que la muerte lo ha buscado o el pánico colectivo en el que está sumergido, no, corre por que tiene una esperanza.

Como un fuego que se enciende en las hojas secas y provocan incendios imparables, Corlys siente como está calidez se extiende por todo su ser, empezando por su pecho y llegando hasta la punta de sus pies, tiene esperanza.

Verdadera esperanza, de la que sabe que si pierde no sobrevivirá, esta oportunidad que se le ha dado no es algo que se vuelva a repetir jamás.

Recoge lo que importa, lo único que importa, Baela, Rhaena y más que nada por honor, a Rhaenys, las monta en su barco y sigue.

Sigue y sigue, con un nombre en su mente.

<<Lucerys>>

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Daemon odia su lealtad.

Tomar a Rhaenyra entre sus brazos y montarla en Caraxes, eso estuvo bien.

Resguardar a los pequeños, buscar a los restantes niños de su larga tropa de crías, eso también estuvo bien.

Dejar ir a Rhaena y Baela con Corlys, umh, eso tal vez no estuvo tan bien.

Arrastrar a Viserys en su espalda por 150 escaleras hasta los túneles que conducen afuera de la fortaleza , eso, eso no estuvo bien.

Tal vez la lealtad sea su arma de doble filo.

Tal vez a pesar de todo algo dentro de él quiere creer en su hermano aún.

Desgraciadamente, su madre y padre los educaron tan bien que los formaron una sola alma en dos cuerpos.

Lo que si fue impresionante fue la pelea aérea.

De Flores Y Espadas - Lucerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora