Cuando era más chico Lucerys veía colores.
Puede ser el sensacionalismo de la vida, los colores que ve un niño no son los mismos que un adulto. Sin embargo su fascinación por los colores persistió, los colores del castillo, rojo en los muros de la fortaleza, verde en sus jardines y miles de colores claros, suaves e intensos en las flores. Amo los colores, los ama y los amará.
El color lila suave de los ojos de su Gaemon, dolorosamente iguales a los de su antiguo primer amor, el canela en la piel de Laenor, que le curó una herida de la que no tenía consciencia, el parecido entre Corlys y su reflejo, colores son todos ellos.
Pensó que el amor era un suave y solitario lila suave, constatado por una piel palida y blanca, con cabello plata hasta la cintura.
Pero el amor se ve más dorado, como un café increíble, unos brazos fuertes y una piel canela besada por el sol, se ve más leal, más firme.
Esta noche es difícil reconciliar el sueño.
Su amor está lejos, defendiendo, como esos cuentos que amaba de pequeño, color café viejo por los años, que trataban de una princesa en apuros y su príncipe encantador en un dragón que la rescata.
Tal vez no hayan dragones en esta historia, y tampoco príncipes. Pero lo que si hay es amor.
Lucerys no suele hacer esto, no suele hacerlo por nadie. Una vez lo hizo por su abuelo, inclinó sus rodillas al suelo y rezó, su abuelo despertó.
Aunque el pago a dicho milagro lo sigue rompiendo con los días que pasan, Lucerys volvería a salvar a su abuelo.
Así que su corazón, color rojo, late con fuerza y zumba en sus oídos, sus hijos están bien acostados y cobijados, a salvo en el mundo onírico.
Si fuese otro, Lucerys no lo haría, pero es su amor, su Torgo Nudho.
Así que dobla las rodillas y su frente toca el suelo, de su boca sale una melodía suave, entonces el rezo comienza.
Ora por su seguro retorno, por que no tenga muchas pérdidas, reza por la seguridad de sus soldados y la osadía , ora por quienes no lograron regresar y ora por su esposo, de nuevo, cada vez que pide algo, regresa a él, al color dorado de sus iris.
Su rezo sólo cesa cuando una luz roja ilumina su cara, pero persiste con la frente en el suelo, y su corazón late tan fuerte como le es posible.
Un toque maligno se instala en su cintura y una extraña fuerza delicada levanta su cuerpo.
— No reces más, — murmuró la voz, tomándolo de la cintura y apoyando su cuerpo en el pecho de dicho ser — Tu esposo está en camino, regresa victorioso a tu lado — manos espinosas tocan su espalda baja, lo lastiman.
Entonces Lucerys abre sus ojos.
La criatura frente a él no entiende el tiempo, no es dueño de él y ha vivido desde que la vida existe, es una criatura cruel, malévola y codiciosa. Sus ojos son la cosa más peligrosa, jamás debe verlo directamente a ellos.
Lucerys sabe que juega con algo maligno, con algo a lo que nunca le ha ganado.
Pero su esposo lo vale.
Lucerys no puede definir un color en el.
Ser, espectro, maldad, espíritu, demonio.
Abre sus ojos y observa lo que lo sostiene.
No hay color en el, pero no es algo transparente algo que no se ve, no, claro que lo ves, lo sientes. El dios de la muerte no es algo que se pueda ocultar.
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De Flores Y Espadas - Lucerys Velaryon
FanfictionDónde Lucerys Velaryon es un repudiado por la familia real luego de salir embarazado fuera del matrimonio. Esta es la historia de como la casa del dragón fue la única capaz de destruirse así misma. era actual mezclada con la era medieval, medieval m...