Happiness is a Butterfly || Daniel Ricciardo.

v e i n t i s i e t e

Entre en la gran casa en la que vivían mis padres, el ambiente familiar que está brindaba fue arruinado por gritos, los gritos de mamá y Gigi que me hicieron dudar en si subir a mi cuarto o volver por donde había llegado.

—¡Esta mal que hagas esto Giulia! —grito mamá— ¡Es tu hermana!

—¡Pero se está comportando como una completa zorra! —respondio Gigi.

—¡Es tu hermana Giulia Arabella!

Empecé a escuchar como bajaban las escaleras, primero vi a Gigi y luego a mi mamá.

—Hablando de la zorra de Roma y ella que se...—la interrumpí.

—¿Sigues con el trauma? —me cruce de brazos— Tu hijo saldrá igualito a mi, hermanita.

Gigi me miró mal.

—Yo me voy, no soporto compartir el aire con esta.

—Pues vas a tener que arrancarte las venas porque seguimos compartiendo ADN, hermanita hermosa —le lancé un beso.

Gigi termino de bajar las escaleras paso por mi lado y antes de abrir la puerta se detuvo.

—No voy a permitir que le hagan a Daniel lo mismo que le hicieron a Carlos —abrio la puerta— Defenderé a Daniel como si mi vida dependiera de eso.

—Suerte con eso.

Salió y cerró de un portazo.

Mire a mamá, tenía los ojos llorosos.

—En algún momento se le pasará mamá —me acerque— Son las hormonas del embarazo.

—Actua como tú enemiga —limpio sus ojos— Es como si te odiara.

—Gigi jamás olvidará lo que pasó con Sainz —trate de sonreír— Pero en algún momento se dará cuenta que Daniel no es como Carlos.

—Me cuesta creer que Gigi prefiera defender a un completo extraño que a su propia hermana —hizo una pausa— Ayer llamo a tu papá.

—¿Que le dijo? —me senté en uno de los escalones.

—Se va a mudar a Alemania con Jacobo, y por supuesto no nos quiere ver, solo llamo para decirle que va a retirar su parte de la compañía de tu abuelo.

—Papá no me dijo nada —una ira incontrolable se apoderó de mí, Gigi era un estúpida el problema era conmigo, no con papá o mamá— Creo que este divorcio nos está arruinando como familia.

—O solamente Gigi está aprovechando está oportunidad para sacar lo que tiene reprimido desde el 2019.

Guarde silencio, la culpa me carcomia, tal vez en medio de todo el no divorciarme de Daniel si era una buena opción, Gigi dejaría de ser la defensora de los infieles y probablemente en algún momento volviéramos a ser la familia de antes; en la vida y el amor los sacrificios son necesarios, y esta vez debía sacrificar mi felicidad para volver a tener el amor familiar.

•••

Lunes, Roma.

Termine el último trozo de fruta y le di un sorbo al café en lo que terminaba de leer el periódico, estaba intentando distraer mi mente a toda costa.

—Buenos días —saludo mi mamá entrando al comedor— ¿Como amaneces?

—Bien —sonreí— Está mañana corrí un poco.

—Que bueno —sirvio un poco de café— Hoy es la primera terapia...

Asentí, eso me tenía con el corazón en la mano.