XX

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Kei salió de la aldea como ninja desertora y por tanto, renegada.

Cuando salió por la puerta de Konoha, sacó su banda y atravesó el símbolo de la hoja con un kunai.

Dejó atrás la vida como hija de Amai y Takeru Nishimura. No podía seguir llevando su apellido si quería que siguieran teniendo una estadía tranquila en Konoha.

Caminó y caminó hasta que llegó a una posada a varios kilómetros de Konoha. El país del Fuego era más grande de lo que creía.

Como sea, supuso que Tsunade ya debería de haber dado la noticia de que había desertado. Usaba una capa negra que cubría su cabeza con una capucha por si las dudas, aunque seguramente ningún civil estaba alertado de los shinobi renegados.

Kei sonrió mientras aceptaba la orden de Takoyaki. Siguió su camino, sin saber muy bien a dónde ir primero. Abrió el libro Bingo, y su verdadero trabajo empezó.

[...]

–¡Por favor! ¡¡Te lo ruego!!

Ella hizo una mueca viendo al hombre frente a ella retorcerse. Tachó el nombre de su tomo.

–¡¿Quién te envió?! ¡¡Te daré diez veces lo que te están pagando!!

Kei lo miró sin estar impresionada– No lo hago por el dinero, piensa en ello como que tuviste mala suerte, ¿Sí? Si logras escapar, aprende a borrar tu rastro mejor.

El renegado gritó cuando le cortó la lengua, intentando detener el sangrado con sus manos. Ella sonrió como si nada, agachándose para estar a su altura– Si llegas a encontrarte con individuos de capas negras con nubes rojas y preguntan quien lo hizo, regresaré por ti si te atreves a si quiera pensar en comunicarles algo. En caso de que lo hagas, todo lo que sucedió hoy será suave en comparación con lo que te espera, ¿Quedó claro?

Curó todas las heridas que había causado en su cuerpo a excepción de la lengua. El hombre asintió frenético antes de caer desmayado por la cantidad de sangre que perdió.

«Uno más a la lista» Pensó cargándolo.

Llevaba dos meses cazando y entregando a renegados de distintas aldeas que aparecían en el libro bingo con el mismo modus operandi: elegir a la presa, seguirle el rastro, enfrentarlo, amenazarlo y entregarlo a la estación shinobi más cercana.

El sujeto en su hombro era buscado por matar a cinco kunoichi que lo habían rechazado de su propia aldea, Takigakure. No fue muy difícil vencerlo, pero tardó más de lo esperado por tener cuidado de seguir acumulando chakra en el sello de Tsunade.

Al principio había sido un proceso lleno de obstáculos por culpa de la marca de Orochimaru, que se salía de control si sentía su flujo de chakra cambiar en dirección de otro canal. Pero una vez empezó a dejar que ambos puntos tuvieran circulación constante, el problema se solucionó.

Sonaba más fácil de lo que era, claro. Las primeras semanas estaba exhausta, llegando a tener fiebre varias veces. Pero ya no más. Ahora que había encontrado el equilibrio se sentía mejor que nunca. Su cuerpo se sentía más ligero, su reserva fluía con más eficacia y se regeneraba con más velocidad que antes.

Cuando llegó a la estación, dejó caer el cuerpo frente a los chunnin, aún con la capucha que usaba cubriendo su rostro. Extendió su mano enguantada hacia uno de ellos, mostrándoles la página de su libro bingo.

El par de chicos asintieron nerviosos, y uno confirmó la identidad del tipo.

–¿Quién?– Dijo el que aún estaba mirándola, nervioso y con la voz temblando. El shinobi inconsciente estaba catalogado como clase A.

¿¡Reencarné en Naruto?! [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora