Al principio creía que había tardado mucho en despertar, pero en realidad solo habían sido unas horas.
–¿Qué mierda, renacuajo?
Kakuzu la dejó caer al piso. Kei gruñó, poniéndose de pie mientras se sacudía la tierra. La traía en su hombro, entonces.
Ella sacudió el polvo de su ropa, ignorando dónde había quedado su capa negra– ¿Qué?
–¿Cómo carajo despertaste tan rápido?
–¿No lo sé? ¿Así?
Eso hizo que la mirara como si estuviera loca, ella sonrió pero no tardó en borrar el gesto de su rostro al sentir el punzante dolor de cabeza. Hidan rió.
–Sus golpes son pesados, ¿Eh? Camina renacuajo, no tenemos todo el día.
Kei iba en medio de ambos. Supuso que era una medida extra por si intentaba escapar, pero de todos modos no lo haría.
–Pero en serio, ¿Qué rayos está mal contigo? Nadie puede despertar tan rápido luego de una pelea como esa.
Ella se alzó de hombros. Hidan entrecerró los ojos, caminando de espaldas.
–¿Eres alguna clase de jinchuriki?
No tenía caso aguantarse la risa, así que no lo hizo. Hidan intentó atacarla, pero esquivó sin problemas. El peliplata se acercó a ella hasta quedar a un paso, con el ceño fruncido. Kei lo enfrentó sin siquiera parpadear.
–Cuando el líder finalmente vea que no le eres de utilidad, serás el sacrificio que más satisfacción me haya dado en mucho tiempo.
Ella giró la cabeza con una sonrisa divertida– Pareces muy seguro. ¿Qué te hace creer que no le seré de utilidad?
Hidan sonrió, y fue ahí cuando Kei recordó que estaba tratando con un renegado de clase S. Era un gesto bizarro, grotesco. Era una sonrisa como la de cualquier otra persona, pero estaba llena de agresividad, de promesas de violencia. Sangraba peligro y el hambre de muerte que ningún shinobi de Konoha tenía realmente.
–Que nadie mas que esa perra que siempre está con él ha atrapado su atención jamás.
Kei tragó saliva, pero no podía negarlo. Solo se separó de ella porque Kakuzu lo apuñaló por la espalda.
–Hablas demasiado.
Esta vez vio venir el golpe, pero le hacía falta un buen descanso antes de lo que seguramente tendría que enfrentar en un par de días, así que no lo esquivó. Lo último que vio fue la expresión llena de satisfacción de Hidan.
«Bastardo» Pensó sintiendo su consciencia desvaneciéndose.
Despertó un par de horas después, de nuevo en el suelo, pero esta vez viendo como el par de zombies estaban comiendo tranquilamente en una mesa de madera.
–¿No deberían darme algo?
Kakuzu no dijo nada, ni siquiera se dignó en mirarla. Hidan la barrió con un gesto disgustado.
–Ni siquiera un perro se ve tan sucio como tú, renacuajo.
Ella sonrió molesta– ¿Y de quién es la culpa, eh?
No respondió, regresando toda su atención a lo que fuera que estaba comiendo. Kei se puso de pie, intentando inútilmente de tener una apariencia más prolija, pero tenía razón. Su ropa estaba casi de otro color por la tierra, y su cabello era un desastre.
Hidan bufó divertido, pero le lanzó lo que tenía en la mano. Ella hizo una mueca de disgusto cuando lo atrapó por lo sucias que estaban sus manos, pero de todos modos su estómago le pedía comida.
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¿¡Reencarné en Naruto?! [REESCRIBIENDO]
FanfictionLa vida de Kate Spring siempre fue igual, ir a la escuela, cuidar de su padre, ver su serie favorita. Ir a la universidad, cuidar de su padre, ver su serie favorita. Ir a trabajar, cuidar de su padre, ver su serie favorita. No le molestaba. Se habí...