- • • •

4.7K 712 80
                                    

Decir que estaba de mal humor era atenuar exageradamente lo que estaba sintiendo.

Llevaba una semana. Una. Semana. Buscando a Itachi, y no podía encontrarse con él a pesar de saber que estaba a dos habitaciones de la suya.

Estaba evitándola desde la consulta para crear su ficha médica. No se había topado con él ni una sola vez desde ese día, y la hacía enojar porque sabía que estaba en el cuartel, pero no podía ni escuchar el sonido de sus sandalias.

–¿Y porqué es problema mío también?

Ella se ató el cabello en una coleta alta, determinada a atrapar al Uchiha, mientras le comunicaba la situación a Hidan.

–Porque yo lo digo. Además será más rápido si me ayudas a hacerlo. ¿No querías entrenar el otro día?

Hidan entrecerró los ojos con disgusto– Solo me quieres por lo que puedas sacar de mi.

–Sí. Ahora, escucha el plan.

Ni siquiera se molestó en hacerle caso a sus lloriqueos, poniendo una mano en su boca para que se callara.

–Lo primero es localizarlo, luego tu te quedas detrás de mi para atraparlo si se me escapa, y listo. Solamente dos pasos, y podemos tenerlo en nuestras manos.

El inmortal solamente asentía a lo que decía.

–Bien– Sonrió con maldad, quitando su mano del rostro ajeno– Ahora déjame concentrarme por un momento.

–Ni siquiera estoy hablando.

–Shhh, tu presencia me distrae.

Hidan iba a replicar, pero viendo como cerró los ojos decidió no hacerlo. ¿Cómo es que a ellos los había sentido en un espacio abierto a más de medio kilómetro, pero a Itachi no podía encontrarlo estando en el mismo edificio?

La Nishimura dejó salir el aire de sus pulmones con cuidado, haciendo la posición del tigre con una mano para expandir el radio de su chakra.

Ahora mismo estaban en el noveno piso. Hidan, Kakuzu, Itachi y ella tenían sus habitaciones ahí. En el octavo estaban Deidara, Kisame y Sasori, y Konan, Pain y Zetsu estaban en el décimo piso. La oficina principal estaba en el onceavo y la sala de reuniones también.

Le daba curiosidad saber qué podían tener en su habitación Pain y Zetsu, pero no había tenido el suficiente tiempo libre para averiguarlo.

No podía sentir su presencia ahí, así que pasó a los primeros siete sin éxito. Eso solo dejaba los pisos de arriba, y las salas de entrenamiento –que casi no usaban por lo inútiles que se volvían después de un par de ataques–.

En las salas tampoco, entonces. Estaba Kisame, pero no había señales de su compañero. Kakuzu no estaba en el edificio. Sasori estaba en su habitación y Deidara en la suya.

Se concentró en el décimo piso, pero solo pudo sentir a Konan. Pasó al onceavo, donde sentía el chakra extraño del camino de Nagato, y sonrió cuando sintió el calor Uchiha en la sala de reuniones.

Abrió los ojos de golpe y conectó su mirada con la de Hidan, que la veía con intensidad– Lo tengo.

Su compañero sonrió de lado– ¿Dónde?

–La sala de reuniones.

Ambos asintieron, bajando su presencia al mínimo, y corriendo dos pisos arriba. Cuando llegaron a la puerta, Kei le hizo señas a Hidan de que esperara detrás de ella. Él asintió con el ceño fruncido en ofensa, pero se quedó en su lugar de todas formas.

¿¡Reencarné en Naruto?! [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora