#7 El Deseo Me Posee

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Los días pasaban y Alejandro y yo seguíamos trabajando en nuestra relación, enfrentando juntos sus demonios y tratando de construir algo sólido. Sin embargo, la tensión entre nosotros era palpable. Había una atracción intensa que ambos sentíamos pero que, hasta ese momento, no habíamos explorado del todo.

Una noche, después de una larga conversación sobre su terapia y nuestros sentimientos, Alejandro me invitó a cenar en su apartamento. Acepté, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que algo más profundo estaba por suceder, y no estaba segura de cómo me sentiría al respecto.

Cuando llegué, Alejandro me recibió con una sonrisa cálida.

-Valeria, me alegra que hayas venido.

-Hola, Alejandro. Gracias por invitarme -respondí, sonriendo mientras él me guiaba hacia el interior.

La mesa estaba elegantemente puesta, con velas encendidas y una cena que él mismo había preparado. Nos sentamos y comenzamos a comer, disfrutando de la comida y de la conversación.

-Te ha quedado delicioso -dije, tomando un sorbo de vino.

-Me alegra que te guste. Quería hacer algo especial para ti -respondió, sus ojos reflejando una mezcla de ternura y deseo.

Mientras la noche avanzaba, la tensión entre nosotros crecía. Las miradas que compartíamos, los pequeños toques, todo estaba cargado de un deseo que ambos habíamos estado reprimiendo.

Después de la cena, nos trasladamos al sofá. Nos sentamos cerca, y Alejandro tomó mi mano, acariciándola suavemente.

-Valeria, hay algo que quiero decirte - comenzó, su voz baja y profunda.

-¿Qué es, Alejandro? -pregunté, sintiendo mi corazón latir con fuerza.

-Te deseo. No solo de una manera superficial, sino profundamente. Quiero estar contigo, en todos los sentidos -confesó, su mirada intensa.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. La sinceridad en sus ojos y la intensidad de sus palabras me hicieron temblar de anticipación.

-Yo también te deseo, Alejandro -respondí, mi voz apenas un susurro.

Alejandro se inclinó hacia mí y me besó, suavemente al principio, pero luego con una pasión que me dejó sin aliento. Respondí a su beso, dejándome llevar por el deseo que había estado acumulándose entre nosotros.

Me levantó en sus brazos y me llevó a su habitación, donde nos tumbamos en la cama. Sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo, desabrochando mi blusa y deslizándola suavemente por mis hombros.

-Valeria, eres hermosa -susurró, sus labios recorriendo mi cuello.

-Te necesito, Alejandro -respondí, sintiendo una mezcla de deseo y amor.

La ropa fue desapareciendo poco a poco, у nuestros cuerpos se encontraron en un abrazo íntimo. La pasión entre nosotros era intensa, pero también había una ternura que me hizo sentir segura y amada.

Alejandro fue suave y atento, asegurándose de que cada movimiento fuera consensuado y placentero. Nuestros cuerpos se movieron al unísono, creando una sinfonía de placer y conexión.

-Te amo, Valeria -susurró mientras llegábamos al clímax, nuestras respiraciones entrelazadas.

-Yo también te amo, Alejandro -respondí, sintiendo una conexión profunda y abrumadora.

Después, nos quedamos abrazados, nuestras pieles cálidas y sudorosas. Sentía una mezcla de satisfacción y vulnerabilidad, una sensación de haber cruzado una línea importante en nuestra relación.

-Esto fue increíble -dije, acariciando su pecho suavemente.

-Sí, lo fue. Eres todo lo que siempre he deseado, Valeria -respondió, besando mi frente.

Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la compañía del otro. Sin embargo, la tranquilidad fue interrumpida por una sombra que cruzó el rostro de Alejandro.

-Hay algo más que necesito decirte -comenzó, su voz repentinamente seria.

-¿Qué es, Alejandro? -pregunté, sintiendo una ligera preocupación.

-En mi pasado, hice cosas de las que no estoy orgulloso. Cosas que fueron motivadas por mi ira y mi deseo de control -confesó, su mirada oscureciéndose.

-¿Qué tipo de cosas? -pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.

-Hubo personas a las que lastimé. No solo físicamente, sino también emocionalmente. Manipulé y controlé a quienes me rodeaban, y me alejé de muchas personas importantes para mí -dijo, su voz llena de remordimiento.

Sentí una mezcla de compasión y miedo. Sabía que Alejandro tenía un pasado oscuro, pero escuchar los detalles hacía que todo fuera más real.

-Alejandro, eso es algo serio. ¿Estás trabajando en ello en tu terapia? -pregunté, tratando de mantener la calma.

-Sí, lo estoy. Mi terapeuta y yo hemos estado explorando esas partes de mí, tratando de entender por qué actué de esa manera y cómo puedo cambiar- respondió, su voz llena de determinación.

-Eso es un buen comienzo. Pero necesito que seas honesto conmigo. No puedo estar contigo si siento que estás ocultando cosas -dije, mirándolo a los ojos.

-Te prometo que seré honesto. Quiero que confíes en mí y quiero ganarme tu confianza. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario -dijo, apretando mi mano.

-Quiero creer en ti, Alejandro. Pero también necesito protegerme. Espero que entiendas eso -respondí, sintiendo una mezcla de amor y miedo.

-Lo entiendo. Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para demostrarte que he cambiado y que quiero ser una mejor persona -dijo, su voz firme.

Nos quedamos en silencio, simplemente disfrutando de la cercanía y la conexión que habíamos compartido. Sabía que el camino por delante sería complicado y lleno de desafíos, pero también sabía que estaba dispuesta a intentarlo. Alejandro era un enigma, una mezcla de luz y oscuridad, y aunque sus sombras me asustaban, no podía ignorar la conexión profunda que sentía con él.

Esa noche, mientras me acurrucaba en sus brazos, sentí una mezcla de esperanza y temor. Sabía que nuestra relación no sería fácil, pero también sabía que valía la pena luchar por ella. Alejandro era una mezcla de luz y oscuridad, y estaba dispuesta a enfrentar ambas partes de él, con la esperanza de que, juntos, pudiéramos encontrar un camino hacia la luz.

The Toxic Boy | El Chico ToxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora