Los días pasaban lentamente en el apartamento de Maria. Aunque me sentía más segura y cada sesión con el terapeuta me daba nuevas herramientas para lidiar con mi situación, la sombra de Alejandro nunca desaparecía completamente. Cada vez que salía a la calle, sentía su presencia, como si estuviera observándome desde las sombras.
Una tarde, mientras Maria y yo estábamos en casa viendo una película, recibí una llamada de un número desconocido. Dudé un momento antes de contestar.
—¿Hola? —dije, sintiendo un nudo en el estómago.
—¿Valeria? Soy Gabriel —dijo la voz al otro lado de la línea.
—Gabriel, ¿qué pasa? ¿Por qué me llamas? —pregunté, preocupada.
—Es Alejandro. Me atacó. Estoy en el hospital —dijo Gabriel, su voz débil.
Mi corazón se detuvo por un momento.
—¿Qué? ¿Estás bien? ¿Qué te hizo?
—Me golpeó. Dijo que era un mensaje para ti. Que si no vuelves con él, hará cosas peores —explicó Gabriel.
Elena, que había estado escuchando, me miró con preocupación.
—¿Qué pasa? —preguntó en voz baja.
—Es Gabriel. Alejandro lo atacó. Está en el hospital —le dije, sintiendo las lágrimas brotar.
—Tenemos que hacer algo. Esto se está saliendo de control —dijo Maria, su rostro lleno de determinación.
—Gabriel, voy para allá. Mantente fuerte —le dije antes de colgar.
Maria y yo nos apresuramos al hospital. Durante el trayecto, mi mente estaba en un torbellino de pensamientos. Sabía que Alejandro estaba perdiendo el control, pero nunca imaginé que llegaría tan lejos como para atacar a Gabriel nuevamente.
Cuando llegamos al hospital, encontramos a Gabriel en una cama, con la cara magullada y vendada. A pesar del dolor visible, trató de sonreír al vernos.
—Valeria, Maria. Gracias por venir —dijo, su voz débil.
—Lo siento tanto, Gabriel. Esto es culpa mía —dije, sintiendo la culpa aplastarme.
—No es tu culpa. Alejandro es el único responsable —dijo Gabriel, intentando reconfortarme.
—Tenemos que ir a la policía. Esto no puede seguir así —dijo Maria, su voz firme.
—Lo sé. Pero tenemos que ser cuidadosos. Alejandro tiene contactos y puede enterarse de cualquier movimiento que hagamos —respondí, sintiendo el miedo crecer dentro de mí.
—Ese hombre es peligroso. No podemos dejar que siga haciendo esto —dijo Gabriel, con dificultad.
—Vamos a encontrar una manera. Pero primero, necesitas descansar y recuperarte —dije, tomando su mano.
Pasamos un rato con Gabriel, tratando de confortarlo y asegurarnos de que estaba bien cuidado. Al salir del hospital, mi mente estaba llena de planes y estrategias. Sabía que tenía que actuar rápido antes de que Alejandro hiciera algo peor.
—Maria, necesito planear mi escape. No puedo quedarme aquí y poner a más personas en peligro —le dije mientras caminábamos de regreso al coche.
—Estoy de acuerdo. Pero necesitamos un plan sólido. Alejandro no va a dejarte ir fácilmente —respondió Maria.
Pasamos los días siguientes ideando un plan. Decidimos que lo mejor sería que me fuera a una ciudad diferente, donde Alejandro no pudiera encontrarme fácilmente. Maria contactó a un amigo de confianza que vivía en otra ciudad y que estaba dispuesto a ayudarme a establecerme allí.
Mientras tanto, traté de mantener la calma y actuar con normalidad, sabiendo que cualquier señal de mi plan podría alertar a Alejandro. Era un juego peligroso, y cada movimiento tenía que ser cuidadosamente calculado.
Una noche, mientras preparaba la cena en el apartamento de Maria, recibí otro mensaje de Alejandro. Esta vez, el tono era más amenazante.
—Valeria, no puedes esconderte de mí. Sé dónde estás. Si no vuelves, más personas sufrirán.
El pánico me invadió. Sabía que Alejandro estaba cerca y que el tiempo se estaba agotando. Decidí que era momento de poner en marcha el plan de escape.
Esa noche, le dije a Maria
—Tenemos que hacerlo mañana. Alejandro sabe dónde estoy. No podemos esperar más.
Maria asintió, su rostro mostrando la misma determinación que sentía yo.
—Lo haremos. Estaré contigo en cada paso.
Pasé la noche empacando mis cosas en silencio, tratando de no despertar sospechas. Cada sonido parecía amplificado en la quietud de la noche, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
A la mañana siguiente, Maria y yo salimos temprano, evitando las horas en las que Alejandro podría estar vigilando. Nos dirigimos a la estación de tren, donde el amigo de Maria nos estaba esperando.
—Valeria, este es Juan. Te llevará a su casa y te ayudará a establecerte —dijo Maria, presentándome al hombre que sería mi salvavidas.
—Gracias, Juan. No sé cómo agradecerte esto —dije, sintiendo una mezcla de gratitud y nerviosismo.
—No te preocupes. Estoy aquí para ayudar —dijo Juan, con una sonrisa tranquilizadora.
Nos despedimos rápidamente de Maria, sin querer llamar la atención. Me subí al tren con Juan, sabiendo que este era el primer paso hacia una nueva vida.
El viaje fue largo y silencioso. Mis pensamientos estaban llenos de dudas y miedos, pero también de una esperanza renovada. Sabía que tenía que ser fuerte, no solo por mí, sino por las personas que habían sufrido a causa de Alejandro.
Cuando finalmente llegamos a la nueva ciudad, sentí una mezcla de alivio y ansiedad. Juan me llevó a su casa, un lugar pequeño pero acogedor que sería mi nuevo refugio.
—Valeria, puedes quedarte aquí el tiempo que necesites. Haremos todo lo posible para que te sientas segura —dijo Juan, mostrándome mi habitación.
—Gracias, Juan. De verdad, no sé cómo agradecerte —respondí, sintiendo las lágrimas brotar.
—Vamos a superar esto. Eres más fuerte de lo que piensas —dijo Juan, dándome una palmada en la espalda.
Esa noche, me acosté en mi nueva cama, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza. Sabía que el camino sería largo y difícil, pero también sabía que tenía personas que me apoyaban y que no estaba sola en esta lucha.
El recuerdo de Gabriel en el hospital me dio fuerzas. Sabía que tenía que luchar, no solo por mí, sino por todos los que habían sido heridos por Alejandro. Esta era mi oportunidad de escapar y reconstruir mi vida, y estaba decidida a aprovecharla al máximo.
Con el apoyo de Maria, Juan y mi terapeuta, comencé a trazar un nuevo futuro. Sabía que la batalla no había terminado, pero estaba lista para enfrentar cualquier obstáculo que se presentara. La esperanza y la determinación eran ahora mis compañeras más cercanas en este viaje hacia la libertad.
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The Toxic Boy | El Chico Toxico
Teen FictionValeria, una joven atrapada en la rutina, encuentra una pasión arrebatadora en Alejandro, un hombre carismático pero peligroso. A medida que su relación se profundiza, Valeria descubre el oscuro y violento lado de Alejandro, quien empieza a controla...