#12 Redención

204 41 1
                                    

Después del incidente en casa esa noche, sentí como si estuviera atrapada en una batalla interna. Por un lado, estaba mi profundo amor por Alejandro y mi deseo de creer que podía cambiar. Pero por otro lado, estaban mis crecientes temores y la sensación de que su comportamiento se estaba volviendo cada vez más controlador.

Pasé los siguientes días en una neblina de confusión y ansiedad. Me encontraba constantemente cuestionando mis sentimientos y preguntándome si estaba haciendo lo correcto al quedarme con Alejandro. Pero cada vez que pensaba en alejarme, una oleada de tristeza y dolor me inundaba, recordándome lo mucho que lo amaba.

Una tarde, mientras estaba en el trabajo, recibí una llamada de Alejandro. Mi corazón dio un vuelco al ver su nombre en la pantalla de mi teléfono. Dudé antes de contestar, pero finalmente lo hice.

—Hola, Alejandro —dije, tratando de mantener la calma en mi voz.

—Valeria, necesito verte. Por favor, ¿podemos encontrarnos después del trabajo? —pidió, su tono urgente.

—No sé, Alejandro. Necesito tiempo para pensar —respondí, sintiendo una sensación de agitación en mi interior.

—Por favor, Valeria. Solo quiero hablar contigo. No puedo soportar la idea de perderte —dijo, su voz llena de emoción.

Después de una breve pausa, suspiré.

—Está bien. Nos podemos encontrar en el café de siempre después del trabajo.

—Gracias, Valeria. Nos vemos allí —dijo, antes de colgar.

Mi corazón latía con fuerza mientras terminaba mi día de trabajo. Sabía que esta conversación sería crucial para determinar el futuro de nuestra relación, y no podía evitar sentirme nerviosa por lo que Alejandro tendría que decir.

Cuando llegué al café, lo vi sentado en una mesa al fondo, con una expresión tensa en su rostro. Me acerqué con cautela, sintiendo una mezcla de miedo y anticipación.

—Hola, Alejandro —dije, tomando asiento frente a él.

—Valeria, gracias por venir —dijo, su voz llena de emoción.

—¿Qué querías hablar? —pregunté, sintiendo una sensación de ansiedad en el fondo de mi mente.

—Valeria, sé que he sido demasiado controlador últimamente. Y quiero disculparme por eso. No es justo para ti, y sé que te he estado lastimando —comenzó, su voz llena de remordimiento.

—Lo sé, Alejandro. Pero necesitas entender que no puedo seguir viviendo bajo esa presión —respondí, tratando de mantener la calma.

—Lo entiendo, Valeria. Y te prometo que trabajaré en ello. No quiero perderte —dijo, tomando mi mano con suavidad.

Sentí un nudo en mi garganta al escuchar sus palabras. Quería creer que podía cambiar, pero también sabía que no podía ignorar las señales de advertencia que había estado viendo.

—Alejandro, te amo. Pero necesitamos establecer límites claros en nuestra relación. No puedo seguir viviendo con miedo —dije, buscando una solución a nuestro problema.

—Lo sé, Valeria. Y te prometo que te daré el espacio que necesitas. No quiero que te sientas atrapada conmigo —respondió, su voz llena de sinceridad.

Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirándonos el uno al otro. Había una sensación de tensión en el aire, una conciencia de que habíamos llegado a un punto de inflexión en nuestra relación.

—Eres lo más importante para mí, Valeria. Haré todo lo posible para ganarme tu confianza de nuevo —dijo, mirándome a los ojos con determinación.

—Yo también te amo, Alejandro. Pero necesitamos tiempo para sanar y reconstruir nuestra relación —respondí, sintiendo una mezcla de esperanza y temor.

Nos quedamos en el café por un rato más, hablando sobre nuestras esperanzas y temores para el futuro. Aunque todavía había muchas preguntas sin respuesta, sentí un destello de esperanza en mi interior. Tal vez, con el tiempo y el trabajo duro, podríamos superar los desafíos que enfrentábamos y encontrar un camino hacia la felicidad juntos.

Esa noche, mientras me acostaba en la cama, reflexioné sobre nuestra conversación en el café. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero también sabía que estaba dispuesta a intentarlo. Alejandro era una parte importante de mi vida, y no podía imaginar un futuro

The Toxic Boy | El Chico ToxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora