Después de mi conversación con Alejandro, esperaba que finalmente aceptara mi decisión de alejarme de él. Sin embargo, lo que sucedió a continuación fue una cruel realidad que me recordó que Alejandro nunca cambiaría.
Pasaron varios días desde nuestra emotiva conversación, y la casa de Alejandro seguía sumida en un silencio incómodo. A pesar de sus promesas de dejarme ir, no podía evitar sentirme inquieta y vigilada en todo momento. Cada ruido repentino me hacía saltar, preguntándome si sería él, regresando para reclamarme una vez más.
Una tarde, mientras estaba sola en la casa, escuché el sonido de la puerta principal abriéndose. Mi corazón dio un vuelco en mi pecho mientras me preparaba para enfrentar a Alejandro una vez más. Pero lo que vi cuando entró por la puerta me dejó sin aliento.
Alejandro estaba visiblemente alterado, con la mirada salvaje y la mandíbula tensa. Sabía que algo estaba mal, pero no estaba preparada para lo que iba a venir.
—Valeria —dijo, su voz llena de furia contenida.
—¿Qué pasa, Alejandro? —pregunté, tratando de ocultar mi propio miedo.
Él se acercó rápidamente, su presencia abrumadora llenando la habitación.
—Te dije que no podía dejarte ir. Te pertenezco, Valeria. Y no voy a permitir que te vayas —dijo, su voz llena de determinación.
Mi corazón se hundió al escuchar sus palabras. Sabía que mis esperanzas de que Alejandro cambiara eran vanas. Era un monstruo que nunca dejaría de buscar control y dominación.
—No puedes hacer esto, Alejandro. Ya te lo dije. No puedo seguir viviendo así. Necesito alejarme de ti para poder sanar —dije, tratando de mantener la calma a pesar de mi creciente pánico.
Él se acercó aún más, su aliento caliente en mi rostro.
—No hay escape para ti, Valeria. Eres mía y siempre lo serás. Si no puedes aceptarlo, entonces tendré que obligarte —dijo, su voz llena de amenaza.
Me sentí paralizada por el miedo, sabiendo que estaba en peligro inminente. Pero también sabía que no podía permitir que Alejandro me controlara más.
—¡No! ¡No voy a dejar que me hagas daño otra vez! —grité, reuniendo todas mis fuerzas.
Antes de que pudiera hacer algo, Alejandro me agarró con fuerza, sus dedos clavándose en mi piel. Intenté luchar, pero era inútil. Él era mucho más fuerte que yo.
—Te lo dije, Valeria. No hay escape para ti. Eres mía y siempre lo serás —dijo, arrastrándome hacia la habitación.
Mientras luchaba contra su agarre, una idea comenzó a formarse en mi mente. Sabía que no podía escapar físicamente de Alejandro, pero aún podía tomar una decisión que cambiaría el curso de mi vida para siempre.
—¡No! ¡Nunca serás dueño de mí! —grité, reuniendo todas mis fuerzas.
Con un esfuerzo desesperado, logré liberarme de su agarre y corrí hacia la puerta. Sentí su mano agarrar mi brazo, pero esta vez no me detuve. Con un grito de libertad, rompí su agarre y escapé de la casa.
Corrí sin mirar atrás, sintiendo el viento en mi rostro y la libertad en mis pulmones. Sabía que aún no estaba a salvo, pero había tomado la primera y más importante decisión de mi vida: escapar de Alejandro y nunca mirar atrás.
Mientras corría por las calles, mi mente estaba llena de pensamientos y emociones encontradas. Sabía que mi batalla con Alejandro aún no había terminado, pero también sabía que tenía el coraje y la determinación para enfrentar lo que sea que el futuro me deparara.
Decidí buscar ayuda y refugio en un lugar seguro, lejos de Alejandro y su influencia tóxica. Sabía que mi camino hacia la libertad sería largo y difícil, pero estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en mi camino.
Con el corazón lleno de esperanza y determinación, me adentré en el desconocido, lista para comenzar una nueva vida lejos de las garras de Alejandro.
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The Toxic Boy | El Chico Toxico
Teen FictionValeria, una joven atrapada en la rutina, encuentra una pasión arrebatadora en Alejandro, un hombre carismático pero peligroso. A medida que su relación se profundiza, Valeria descubre el oscuro y violento lado de Alejandro, quien empieza a controla...