#23 Confrontación

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Después de pasar la noche en la oscura habitación de la casa de Alejandro, mi determinación por escapar era más fuerte que nunca. Cada minuto que pasaba allí, sentía cómo mi coraje crecía y mi miedo disminuía. Sabía que enfrentarme a Alejandro no sería fácil, pero era la única manera de recuperar mi libertad.

Cuando Alejandro abrió la puerta de la habitación al amanecer, me encontró sentada en el suelo, con la espalda recta y la mirada desafiante. No me rendiría ante él.

—¿Qué estás haciendo aquí, Valeria? —preguntó Alejandro, su voz cargada de arrogancia.

—Estoy aquí porque me trajiste. Pero no voy a quedarme más tiempo. Esta es la última vez que me vas a encerrar —respondí, levantándome con determinación.

Alejandro me miró con sorpresa, como si no pudiera creer que me atreviera a desafiarlo. Pero no me importaba su reacción. Sabía que tenía que enfrentarlo si quería tener alguna posibilidad de escapar.

—¿De verdad crees que puedes irte? ¿Crees que puedes vivir sin mí? —dijo, acercándose lentamente.

—Sí, lo creo. Porque sé que merezco algo mejor que esto. Merezco ser tratada con respeto, no como un prisionero en tu mundo retorcido —respondí, manteniendo mi mirada firme en la suya.

Alejandro se acercó más, su presencia llenando la habitación. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, pero me obligué a no retroceder.

—No entiendes, Valeria. Todo lo que hago, lo hago por ti. Por nuestro amor —dijo, su voz suave y persuasiva.

—No. Lo que haces, lo haces por ti mismo. Por tu egoísmo y tu necesidad de control. No hay amor en tus acciones, solo obsesión y crueldad —respondí, mis palabras saliendo con fuerza.

Alejandro parecía sorprendido por mi franqueza, pero rápidamente recuperó su compostura.

—No puedes negar lo que sentimos el uno por el otro, Valeria. Hay una conexión entre nosotros que va más allá de lo físico —dijo, tratando de convencerme.

—No hay conexión. Solo manipulación y abuso. Y ya no voy a permitir que continúe. Te lo digo ahora, Alejandro. Te voy a dejar. Y no vas a poder detenerme —dije, cada palabra resonando con determinación.

Alejandro me miró con furia, sus ojos ardiendo con intensidad.

—No puedes dejarme, Valeria. No puedes irte. Eres mía y siempre lo serás —dijo, su voz llena de desesperación.

—No soy tuya. Nunca lo fui. Y voy a demostrarlo —respondí, sintiendo una oleada de valentía llenar mi ser.

En ese momento, decidí que no iba a dejar que el miedo me controlara más. Había soportado suficiente dolor y sufrimiento a manos de Alejandro. Era hora de reclamar mi poder y mi libertad.

—Te equivocas, Valeria. No puedes escapar de mí. No puedes vivir sin mí —dijo Alejandro, su voz llena de desesperación.

—Puedo y lo haré. Porque soy más fuerte de lo que crees. Y nunca volveré a permitir que me manipules y me lastimes de nuevo —respondí, mis palabras resonando con determinación.

En ese momento, supe que no habría vuelta atrás. Había tomado una decisión y estaba lista para enfrentar las consecuencias. Alejandro podía intentar detenerme todo lo que quisiera, pero no iba a renunciar a mi libertad.

Con el corazón lleno de determinación, me preparé para el desafío que tenía por delante. No sabía lo que el futuro me deparaba, pero estaba lista para enfrentarlo con valentía y determinación. Era hora de tomar las riendas de mi propia vida y dejar atrás el oscuro y peligroso mundo de Alejandro de una vez por todas.

The Toxic Boy | El Chico ToxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora