Después de la conversación con mis amigas, me di cuenta de que necesitaba tomar medidas con respecto a mi relación con Alejandro. Sin embargo, a medida que pasaban los días, noté un cambio sutil pero perturbador en su comportamiento. Se volvió más distante, más controlador, como si estuviera tratando de alejarme de las personas que más me importaban.
Una tarde, mientras estaba en casa, recibí una llamada de María, una de mis amigas más cercanas. Estaba preocupada por mí y quería saber cómo estaba. Pero antes de que pudiera responder, Alejandro entró en la habitación con una mirada fría en sus ojos.
—¿Quién es? —preguntó, su tono lleno de desconfianza.
—Es solo María, una amiga. Está preocupada por mi —respondí, tratando de mantener la calma.
—No necesitas hablar con nadie más que conmigo. Soy yo quien está aquí para ti —dijo, su voz cargada de autoridad.
—Está bien, Alejandro. Entiendo —dije, sintiendo una sensación de malestar crecer en mi interior.
Después de colgar, noté que Alejandro se había vuelto más distante y reservado. Pasaba más tiempo en su teléfono, alejado de mí tanto física como emocionalmente. Cuando intentaba acercarme a él, me rechazaba fríamente, como si estuviera enojado conmigo por algo que no podía entender.
Con el tiempo, comencé a sentirme cada vez más aislada y sola. Alejandro parecía empeñado en mantenerme aislada de mis seres queridos, como si estuviera tratando de controlar cada aspecto de mi vida. Sus comentarios hirientes y sus críticas constantes minaron mi confianza en mí misma, dejándome sintiéndome vulnerable y desamparada.
Una noche, mientras estábamos cenando juntos, Alejandro comenzó a hacer comentarios despectivos sobre mi apariencia y mi personalidad. Sus palabras cortaban como cuchillos, dejándome herida y confundida.
—No entiendo por qué siempre tienes que ser así —dijo, su voz llena de desdén.
—¿Qué quieres decir? —pregunté, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración.
—Siempre estás tan insegura y necesitada. Es agotador —respondió, su tono lleno de disgusto.
Sus palabras me golpearon como un puñetazo en el estómago. Sentí como si me estuviera desmoronando por dentro, incapaz de soportar el peso de su desprecio y su desdén.
—Lo siento, Alejandro. No sé qué más puedo hacer —murmuré, sintiendo lágrimas arder en mis ojos.
—Simplemente cállate y termina tu cena. No tengo tiempo para tus tonterías —dijo, levantándose de la mesa y dejándome sola en la oscuridad de la habitación.
Me quedé allí, sintiéndome perdida y sola en medio de la tormenta emocional que me rodeaba. Sabía que tenía que tomar medidas para protegerme a mí misma, pero también sabía que el camino por delante sería difícil y lleno de obstáculos.
Esa noche, mientras me acostaba en la cama, reflexioné sobre la situación en la que me encontraba. Sabía que tenía que encontrar una manera de liberarme del control de Alejandro, pero también sabía que necesitaba el apoyo de mis seres queridos para hacerlo.
Decidí hablar con mis amigas al día siguiente, buscando su ayuda y orientación en medio de la oscuridad que me rodeaba. Sabía que no podía enfrentar esta batalla sola, pero también sabía que tenía que encontrar la fuerza dentro de mí misma para tomar las decisiones difíciles que se avecinaban.
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The Toxic Boy | El Chico Toxico
Teen FictionValeria, una joven atrapada en la rutina, encuentra una pasión arrebatadora en Alejandro, un hombre carismático pero peligroso. A medida que su relación se profundiza, Valeria descubre el oscuro y violento lado de Alejandro, quien empieza a controla...