Sour rápidamente se puso de pie al ver a Juliette desplomarse con pesadez. Tal vez hubiera impedido que se golpeara la cabeza con el borde de la mesa de no ser porque ella no estaba a su alcance.
Su reacción fué levantarla un poco y tratar de ver que reaccionara, pero por más que intentaba, Juliette no reaccionaba.
La esposa de Sour le daba aire con su abanico, mientras que Cus sacaba rápidamente un pañuelo para dárselo a Sour para que se lo pusieran en dónde sea que estaba escurriendo sangre en su cabeza.
—¿Qué pasa ahí? —cuestionó Cucatail al ver como a unos metros el ambiente era anómalo.
Daishinkan se puso de pie al igual que Cucatail y Campari al ver que sucedía algo.
—¿Qué sucede? —preguntó Daishinkan cuando se acercó.
De inmediato notó a Juliette inconsciente en el regazo de Sour con un delgado hilo de sangre que bajaba desde su cabello, cruzando por su cuello y manchando un poco su blanca blusa.
—Se desmayó y se golpeó la cabeza —dijo Cus—. No reacciona, padre.
—Llévala a mi habitación, Sour —le pidió. Daishinkan se notaba preocupado, pero mantenía la calma—. Campari, sabes dónde vive el médico de la familia, te pido que vayas por él. Vé rápido.
Campari salió casi que corriendo. Para su suerte, el médico no vivía muy lejos. A tan solo 15 minutos y con la velocidad con la que fué, llegó en menos de 10.
Sour cargó a Juliette hasta la habitación de Daishinkan y la dejó sobre la cama con delicadeza.
Intentaron despertarla de nuevo, pero no daba señal de conciencia. En ese momento llegó el médico y los que estaban en la habitación salieron dejando solo a Daishinkan con Juliette.
El médico sacó un frasco que destapó y le dió a oler a Juliette, haciéndola despertar en cuestión de un par de minutos. Sin embargo, estaba débil y desorientada; prácticamente entre dormida y despierta.
Hizo algunas revisiones contando la herida en su cabeza. No se tardó mucho en dar un diagnóstico.
—No necesitará puntos de sutura. Fué una herida superficial —dijo el médico—. La sangre es bastante escandalosa. El golpe no ha afectado en nada al parecer. Los dos están en exelentes condiciones.
—¿Cómo ha dicho? —cuestionó Daishinkan al oír la última frase.
—Felicidades, su mujer está embarazada —le dijo de buen ánimo.
Daishinkan alzó ambas cejas con una ligera muestra de sorpresa. No se esperaba esa noticia en ese momento, puesto que ya había preguntado a Juliette en dos ocasiones y ella evadía el tema diciendo que no. Tal vez no se había dado cuenta y por eso ella negaba estarlo.
Otra sorpresa para Daishinkan fué ver la expresión de Juliette; palideció por completo, estaba pasmada.
Juliette sintió como su corazón dió un salto que dolió, como si quisiera escapar de su pecho con cada latido. No lo podía creer. No sabía si alegrarse, enojarse, o echarse a llorar por su suerte.
No sabía si podía ser hijo de Daishinkan o de Mojito y eso le aterraba.
—Es una exelente noticia —Daishinkan sonrió luego de asimilar la noticia.
Miró a Juliette y ella a él; parecía a punto de llorar y esa expresión delataba todo menos felicidad. ¿Acaso no estaba feliz?
—Estará bien. Que descanse el resto del día. Es normal sentir mareos y náuseas —les dijo el médico a ambos.
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Alevosía
FanfictionCuando todo parece perdido la traición puede parecer una salida, un escape de la realidad. Historia corta.