Si bien la relación de Juliette y Korn no era la más estrecha, era cordial en público y filosa cuando la soledad los rodeaba en algún rincón de la casa.
Pocas eran las palabras que ambos intercambiaban y el tema de la traición y la paternidad del bebé de Juliette había quedado silenciado como si hubiera un acuerdo mutuo, sin embargo, aún seguía vigente e indirectas no faltaban.
Fué una tarde cuando Korn hayó a Juliette en los establos, ella le dijo algo que le desagradó y ofendió.
—Que imprudencia la tuya venir a este lugar en ese estado —le dijo Korn.
Juliette, quien mantenía su mentón reposando en sus brazos sobre la puerta de un cubículo, volteó y lo miró.
—Puedo asegurar que mi padre no sabe que estás aquí y tampoco le agradará ese descuido de tu parte —señaló dirigiéndose al cubículo de su potro—. Si una bestia sale o da un patada puede matar a tu bebé.
Juliette no dijo nada porque sabía que tenía razón. Fué un descuido suyo, pero sentía la necesidad de estar con seres vivos que no hablaran. Solo verlos les daba paz. Además, supo que una yegua había dado a luz esa semana y quería ver el potrillo recién nacido.
Decidió hacerle caso a Korn e irse, pero no lo hizo sin dejarle cierto comentario filoso a su hijastro.
—Hablando de bebés, Korn —dijo Juliette
Korn alzó la mirada hacia ella.
—Beatrice ha expresado infinitamente el deseo de ser madre pronto —continuó—. Han pasado casi cinco meses desde que te casaste con ella y me parece extraño que aún no venga un hijo tuyo en camino.
La mirada de Korn se transformó como dos llamas incandescentes, pero solo frunció el entrecejo y bajó la mirada para ensillar al potro.
—Lo que suceda en mi matrimonio no es asunto en el que te corresponda inmiscuirte —le dijo con una tranquilidad fría y áspera.
—Así es, pero eso me deja pensando en que tal vez mi teoría es acertada —agregó Juliette y Korn volvió a mirarla—. Tu y tus hermanos no pueden engendrar hijos con la misma facilidad que tú padre.
Korn no dijo nada, pero sus palabras eran evidentes ofensas.
Juliette se dió media vuelta y se fué de regreso a la casa.
Korn sabía perfectamente que las intenciones de Juliette era hacerle ver que su bebé era hijo de Daishinkan, pero no pudo evitar ofenderse. Era insinuar que era incapaz de preñar a una mujer y eso concluía con una ofensa a su hombría.
Sin embargo, a pesar de la enemistad de Korn, Mojito y Juliette, hubo cierto incidente en el que si bien les tocó tratarse, también casi terminan peleando los tres en frente del resto de los hermanos.
Daishinkan había salido de viaje por tres días y estaba en el segundo cuando le tocó a Whis y Mojito salir de viaje también a una costa del país a supervisar el recibimiento de mercancía proviniente del extranjero por vía marítima. Ellos dos solían encargarse de esa área de los negocios; la entrada desde aquella costa.
Korn iba a acompañarlos, sin embargo, Beatrice estuvo sintiéndose mal esa última semana y no quiso dejarla sola.
Juliette a ratos le hacía compañía a Beatrice mientras estaba recostada. Decía qhe simplemente había comido algo que no le cayó bien. No era de preocuparse.
Esa mañana Whis y Mojito eran despedidos por Korn, Marcarita y Merus cuando Juliette venía bajando por las escaleras. Podía verlos mientras bajaba. No le daba la más mínima relevancia tratándose de Mojito. Además, los varones de la familia se la pasaban viajando que ya le era costumbre ver ir y venir a todos ellos a cada rato.
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Alevosía
FanfictionCuando todo parece perdido la traición puede parecer una salida, un escape de la realidad. Historia corta.