XIII

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Me encontré en medio de una planicie infinita ,desierta, alumbrada vagamente por un eclipse solar que parecía emitir un sonido vibrante. Del otro lado del cielo, la luna. Era bella, grande, parecía brillar. La contemplé en su majestuosidad hasta que adquirió un tono rojizo de abajo hacia arriba y se desbordó de aquel carmín sangrante. Vertió lágrimas escarlatas sobre la tierra y crecieron rosas rojas que me rodearon hasta donde mi vista avanzó a ver.

  Caminé por unos minutos en aquel campo celestial hasta que sentí una fragancia cítrica y amaderada, similar a un perfume que se me hacía conocido, un aroma que evocaba la paz de días pasados. Lo seguí por varias horas hasta que casi se pierden los astros y comenzaron a resplandecer estrellas por todo el cielo.

Sin éxito, decidí tumbarme en las flores y las espinas punzaron mi piel entera. Sensación a la que me acostumbré rápidamente al quedarme inmóvil. Una mano ardía en llamas y mi pecho se sentía pesado. Cerré los ojos y de pronto sentí de nuevo ese aroma tan paradisíaco

  - Hola mi amor


Era Santiago. Me ayudó a ponerme de pie y me acarició el cabello

  - Amor, qué pasa? - pregunté confundida

  - Soy Santi, ya volví.
 

No entendía nada, mi voz de pronto se cortó y quedé absolutamente muda. Sorprendida toque mi garganta

  - Ya estoy acá para cuidarte -sostuvo mi mano y la besó suavemente

Entre gritos sordos traté por varios minutos que algún sonido saliera de mi boca y comencé a llorar desesperada

Santiago puso su mano en mi vientre y me acarició. Sentí que pasaron horas. Ahora el cielo estaba completamente negro y apenas podía verlo a él

-Tenés que ser fuerte...

En mi llanto las flores se transformaron en un océano rojo que lentamente tiñó nuestras ropas blancas y me arrastró al fondo. Santi se quedó flotando en la superficie de aquel agua del cual emanaba un olor metálico

-Te amo...

Las palabras retumbaron a media que me sumergía al fondo, era interminable. El vacío y la oscuridad eran abismales y comencé a quedarme sin aire. Luché por nadar a la superficie sin éxito y lentamente perdí fuerzas. Cerré los ojos y escuché una voz que decidí seguir:

-Mi amor...




...







De golpe desperté dando una bocanada de aire desesperada y ví un techo blanco y muchos cables en lo que parecía ser un respaldo de alguna cama. Traté de moverme pero mi cuerpo no respondía. Finalmente lo escuché. Dudaba si seguía en el sueño o no


-Soy Santi, ya estás a salvo. Todo está bien.

Mis oidos me incomodaron mucho, de repente mi cabeza iba a explotar por un pitido ensordecedor que iba y venía y la habitación ahora estaba brillante, la luz del sol que entraba por la ventana me cegaba

Miré a mi costado izquierdo y vi mi mano toda cortada, con palos de metal saliendo de mis dedos y traté de sentarme sin éxito. Me sentí pesada, agitada y aturdida por el monitor que sonaba al compás de mis latidos y más me alteré pues eran muy acelerados. Tuve un ataque de pánico, todo el cuerpo me dolía y particularmente la garganta, ni siquiera podía tragar saliva y mucho menos respirar sin dolor. Intenté hablar

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