Luego de que me raptaran desperté atada de manos y pies en el piso de una habitación grande y vacía, no habia muebles, ni baños, ventanas, nada. Oia movimientos y voces provenientes de arriba e incluso un poco de música. Quién quiera que sea, tenía a muchas personas en el inmueble
Los primeros días fueron difíciles, no dejaba de llorar, cuando me capturaron me pusieron algún tipo de bolsa de tela en la cabeza y moria de frío; tenia aun el short de pijama y una musculosa que use la noche del secuestro. Nadie me hablaba, solo venían a patearme en el estómago y a darme choques eléctricos en el cuerpo.
Me dolían las costillas, el cuello, la espalda; la falta de abrigo y comida no ayudaba, solo me volvía más débil.Todo eso sumado a la atroz duda de si mi bebé habría sobrevivido o no, me ví despojada de toda esperanza de vida. Lo más probable era que hubiera perecido entre las llamas del incendio cuando mi casa se quemó.
Mi bebé, mi dulce e inocente hija. No fue acaso suficiente el dolor que tuvo que experimentar hasta que llegó a mi vida? Luego de pasar meses intentando quedar embarazada y perder el bebé de Santi no creí vivir nada peor, ninguna pena, traición o inconveniente se le asemejaban, a excepción de asumir que Alma ya no estaba con vida y no iba a regresar, quizá tampoco ni siquiera yo regresaría. Traté de reunir fuerzas para idear un plan pero el hambre punzante en mi estómago y la sed extrema apenas me permitían respirar.
Sentí la puerta abrirse y escuché pasos acercándose a mi. Me pusieron de pie y me sentaron en una silla con las manos atadas atrás del respaldo, luego descubrieron mi cara y las luces me enceguecieron. Mi cabeza dolia mucho, era insoportable.
Cuando mis ojos se acostumbraron un poco noté que habían cuatro reflectores grandes rodeandome y apuntando directamente a mi en medio de la oscuridad. Sentí el impacto de algo duro contra mi estómago y el sonido a la distancia de una combustion, del tipo que hay cuando se enciende un quemador a gas, estaban calentando algo; seguramente comida no era.
Me golpearon una vez más en el vientre y tiraron con fuerza de mi pelo, llevando mi cabeza hacia atrás, pude ver que eran dos hombres de unos treinta años, de cabello largo, fornidos, con vestimenta gastada. De pronto uno de ellos se acercó con una varilla de metal en la mano, la punta estaba al rojo vivo, comence a llorar sabiendo perfectamente qué iban a hacer con ello.
- A ver si ahora te pones del lado de los marginados, fachita de mierda
El otro hombre sostuvo con fuerza mi mandíbula y mis brazos y rió enloquecido mientras el primero hundía en mi piel el hierro caliente en mi hombro izquierdo
-AAAHHH!!! BASTA POR FAVOR!!
Pedí misericordia en vano. El ardor en mi piel sumado al dolor incontenible y el de todo mi cuerpo me tenían mareada. Repitieron el proceso unas tres veces más en mi cuello y mi muslo derecho
Deseé que Santiago entrara a salvarme, era el único lo suficientemente loco, testarudo y estratega como para descubrir dónde estaba. Lo imaginé entrando por la puerta, luchando cuerpo a cuerpo con mis captores, liberaría mis ataduras y me besaría con desesperación antes de llevarme en sus brazos a casa con él. Lo amaba, mi alma y corazón le pertenecian. Solo en sus brazos me sentía plena, segura. Ni el paso del tiempo, ni los contratiempos a los que nos enfrentamos tantas veces habían desgastado mi amor por él, cuando pensaba en mi, pensaba en él, era mi complemento perfecto, mi otra mitad, mi vida entera, mi razón de ser.
No tenía idea de cuánto tiempo iba a estar encerrada, dependía de qué tanto soportara mi cuerpo. A juzgar por la brutalidad de estos simios, comencé a pensar que sería poco.
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Contratiempos
FanfictionEn medio del bullicio político y los desafíos de la vida cotidiana, Santiago y Julieta, profesora de ciencias jurídicas se ven atrapados en un torbellino de destinos entrelazados. Aunque el amor es evidente entre ellos desde el primer encuentro, su...