En la semipenumbra serena del camerino, donde los murmullos del teatro se desvanecen en un suspiro de sombras, se desplegaba una escena que podría parecer un susurro de lo eterno. Minhyung, aún envuelto en la máscara que oculta su cicatriz, se encontraba frente al piano, ese instrumento que ahora no solo era una amalgama de teclas, sino un puente hacia un mundo donde las notas se entrelazan con el alma. A su lado, Minseok, con su mirada gélida y su rostro de perfección inquebrantable, observaba con la inocencia de un niño, decidido a compartir un fragmento de su universo.
El ambiente estaba cargado de una tensión sutil, un revuelto de curiosidad y esperanza que se arremolinaba en el aire como el preludio de una melodía aún no tocada. Minhyung, con la emoción vibrando en cada fibra de su ser, no podía evitar sentir una extraña mezcla de anticipación y familiaridad, como si ese momento fuera una página arrancada de un libro que alguna vez leyó en sus sueños.
Minseok se sentó junto al piano con una gracia etérea, sus dedos alargados rozando las teclas como si fueran las alas de una mariposa. Su inexpresividad habitual no delataba la profundidad de su conocimiento, pero Minhyung sentía que bajo esa máscara de indiferencia había un océano de emociones reprimidas, un mundo en el que las notas musicales son el único lenguaje verdadero.
—Hoy te enseñaré algo sencillo.
Minhyung asintió, sus ojos brillando detrás de la máscara, ansioso por aprender, por sumergirse en esa corriente musical que parece conectar sus almas de una manera inexplicable. La marioneta de porcelana colocó sus dedos en las teclas, y el aire en el camerino se llenó de una expectación tangible, como si el mismo tiempo contuviera la respiración.
—Esto es un do —dijo, presionando suavemente una tecla blanca.
El sonido resonó con una claridad pura, un eco que pareció reverberar en las paredes del camerino y en el corazón de Minhyung, como si ese simple tono contuviera una promesa antigua. Minseok, paciente y meticuloso, guió los dedos del otro, enseñándole a posicionarse correctamente, a sentir la suavidad del marfil bajo sus manos.
—Ahora tú, chico de la máscara.
El espantapájaros respiró hondo y dejó que sus dedos recorrieran las teclas, repitiendo el movimiento que Minseok le había mostrado. La nota sonó, y en ese instante, una chispa de alegría iluminó los ojos de Minhyung, una pequeña victoria en su corazón. A cada paso, Minseok introdujo nuevas notas, construyendo poco a poco una melodía simple pero envolvente, como una brisa suave que acaricia las hojas de un bosque en la primavera.
El tiempo pareció dilatarse, cada segundo estirándose como una cuerda de violín, vibrando con una armonía que trascendía lo terrenal. Minseok, con su inexpresividad característica, observaba a Minhyung con una atención que podría parecer indiferente a los ojos de cualquiera, pero que es en realidad una gran curiosidad, una búsqueda de algo más allá de las simples notas.
—Muy bien —murmuró el joven, apenas moviendo los labios, pero en su voz había una ligera calidez, un susurro de aprobación que se escondía detrás de su tono distante.
Minhyung se atrevió a sonreír detrás de su máscara, sintiendo una conexión que iba más allá de la simple enseñanza. Sus dedos se movieron ahora con más confianza, siguiendo las instrucciones de Minseok y reproduciendo la melodía con una precisión que sorprendió incluso a la marioneta. La melodía, si bien básica, tenía una cadencia que resonaba en el alma de Minhyung, despertando recuerdos vagos de un pasado que parecía perdido en la bruma del tiempo.
Las notas bailaron en el aire, tejiendo una red de emociones que envolvieron a ambos jóvenes en una burbuja de sonidos y sensaciones. Minseok, que rara vez mostraba emoción alguna, parecía ligeramente intrigado por la rapidez con la que Minhyung aprendía, su inexpresividad habitual suavizándose apenas un poco. Había un destello en sus ojos, una chispa que revelaba una curiosidad genuina, como si por primera vez en mucho tiempo, estuviera viendo a alguien capaz de comprender la profundidad de su mundo musical.
ESTÁS LEYENDO
M.E ;; Keria x Gumayusi
FanfictionEn un rincón oculto de la isla de Jeju, dos almas quebradas encuentran refugio y resurrección en el bar Moscow. Minhyung, marcado por la tragedia y la soledad, vive como un espantapájaros abandonado en un campo desolado, mientras Minseok, una marion...