La noche en Jeju se deslizaba como un susurro entre las sombras, envolviendo a Minseok y Minhyung en un manto de estrellas y brisa marina. El Moscow, con sus muros altos y fríos, quedaba atrás, una prisión de recuerdos y cadenas invisibles que ahora se deshacían en cada paso que ambos daban hacia la feria.
Las luces de la feria de Jeju se desplegaban ante ellos como un tapiz de colores, cada tono vibrando con vida propia. Los aromas dulces de algodón de azúcar, el crujir de palomitas, y el perfume de las flores nocturnas flotaban en el aire, embriagando los sentidos. Minseok, con su mirada habitualmente inexpresiva, parecía despertar de un largo sueño. Sus ojos, grandes y llenos de asombro, absorbían cada detalle, como si el mundo se desplegara por primera vez ante él.
Minhyung, siempre tan alegre y sociable, caminaba a su lado, con una sonrisa que no podía contener. No era la feria lo que le fascinaba, sino la expresión en el rostro de Minseok. Había algo mágico en verlo así, tan vivo, tan auténtico, que le llenaba de una alegría profunda. Cada risa, cada pequeña exclamación del menor era un tesoro, un momento que Minhyung guardaría en su corazón para siempre. Para el mayor, quien se había acostumbrado a llevar una máscara para ocultar su cicatriz, ver a Minseok así, tan vulnerable y expuesto, era como observar a un alma hermana encontrar finalmente la libertad.
Las luces parpadeantes de la rueda de la fortuna se alzaban sobre ellos, una promesa de alturas y vistas que parecían tocar el cielo. Así que después de explorar brevemente los alrededores, Minhyung, siempre arriesgado, decidió que no podía dejar pasar la oportunidad. Con el dinero que había ganado en propinas, se acercó a la taquilla para comprar los boletos, dejando a Minseok admirando las luces y los juegos mecánicos a su alrededor. Mientras el mayor esperaba en la fila, escuchó a un grupo de adolescentes riendo y hablando en voz baja. Uno de ellos mencionó, con tono burlón, la leyenda urbana de la rueda de la fortuna que circulaba entre los visitantes de la feria:
—Dicen que si besas a alguien en lo más alto, estarán juntos para siempre...
Era una tontería, una fantasía infantil, pero la idea se alojó en la mente de Minhyung con fuerza. ¿Y si fuera verdad? ¿Y si lo intentaba? ¿Y si, en ese breve instante en lo más alto, pudiera crear un lazo inquebrantable entre ellos? ¿Y si...?
Volvió con los boletos, su sonrisa un poco más temblorosa, su corazón un poco más agitado. Juntos se encaminaron hacia la fila, la emoción vibrando en el aire alrededor de ellos. Minhyung no podía dejar de pensar en lo que había escuchado, y cada vez que sus ojos se posaban en los labios de Minseok, sentía un latido más fuerte en su pecho. Nunca había besado a nadie antes. Ni siquiera sabía cómo hacerlo. Pero la idea de que ese gesto, tan simple y a la vez tan íntimo, podría unirlos de una manera que las palabras no podían, no lo dejaba en paz.
Se acomodaron en el asiento de la rueda de la fortuna, la estructura comenzó a moverse lentamente, levantándolos hacia el cielo nocturno. Las luces de la feria se hacían más pequeñas a medida que ascendían, y el sonido del bullicio se desvanecía, dejando solo el murmullo del viento y el latido de sus corazones. Ninguno de los dos habló, sus miradas fijas en el paisaje que se extendía ante ellos. Jeju brillaba bajo la luz de la luna, un mar de estrellas y reflejos que parecían infinitos.
La tensión entre ellos crecía con cada metro que ascendían. Minhyung sentía el peso del silencio, pero también la calidez de la proximidad de Minseok, tan cerca que podía escuchar su respiración. ¿Qué pensaría Minseok si supiera lo que él estaba considerando? ¿Rechazaría la idea? ¿Se apartaría, desconcertado y frío? Pero, ¿y si no lo hacía? ¿Y si este era el momento que había estado esperando sin siquiera saberlo?
Cuando finalmente alcanzaron la cima, el mundo pareció detenerse. La rueda de la fortuna se balanceaba suavemente, dejando a ambos suspendidos en la cima del cielo. Minhyung giró lentamente hacia Minseok, su corazón latiendo con fuerza, su mente un torbellino de dudas y esperanzas. Minseok lo miró, su expresión tan serena como siempre, pero sus ojos decían más. Había una suavidad en su mirada, una vulnerabilidad que el mayor nunca había visto antes.
ESTÁS LEYENDO
M.E ;; Keria x Gumayusi
FanficEn un rincón oculto de la isla de Jeju, dos almas quebradas encuentran refugio y resurrección en el bar Moscow. Minhyung, marcado por la tragedia y la soledad, vive como un espantapájaros abandonado en un campo desolado, mientras Minseok, una marion...