Cap.25

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En la mañana siguiente, todos se reunieron en el comedor aguardando la llegada de Louis y Harry. El ambiente en el castillo era sereno, impregnado de una palpable expectativa. Los rayos del sol se filtraban suavemente a través de las altas ventanas, pintando el suelo de piedra con patrones dorados. El aroma tentador del desayuno recién preparado flotaba en el aire, entremezclándose con el murmullo de conversaciones animadas y el tintineo de cubiertos. Afuera, el jardín parecía despertar lentamente, con pájaros cantando melodías alegres y una suave brisa que mecía las ramas de los viejos árboles que rodeaban el castillo.

Isaac se encontraba en la mesa junto a Jasper y sus dos pequeños, mientras que al frente de Isaac estaba su hermana Emily y a su lado Moritz. Todos disfrutaban de la compañía, compartiendo risas y anécdotas sobre el tiempo que Isaac y Jasper habían estado ausentes.

—¿Recuerdas cuando nos perdimos en el bosque aquel verano? —preguntó Jasper, con una sonrisa nostálgica.

Isaac rió entre dientes. —¡Cómo olvidarlo! Y tú pensabas que sabías orientarte mejor que nadie —dijo Isaac mientras dejaba caricias a Willow.

Emily soltó una risita. —¿Y acabaron siguiendo a un conejo durante horas?

Jasper asintió, jugando con su taza de café. —Sí, no teníamos que comer y pues era lo único que podíamos conseguir.

—Sí, fue todo un espectáculo —dijo Jasper, riendo—. Pero al final sí logramos atraparlo y cocinarlo.

Mientras los relatos fluían, el comedor resonaba con risas contagiosas que llenaban el espacio entre las paredes de piedra del antiguo castillo. Las risas de los pequeños añadían un toque de alegría, mientras Emily y Moritz escuchaban atentamente, ocasionalmente intercalando sus propias observaciones y comentarios entre las historias.

El ambiente era cálido y acogedor, contrastando con la frescura matutina que aún se percibía en el aire. En ese momento, Louis y Harry hicieron su entrada, con Henry tomado de la mano de su padre Louis.

—¡Mira a Henry, ha crecido tanto desde la última vez que estuvimos aquí! —exclamó Jasper, que era la primera vez que veía a Henry después de irse, levantándose para saludar a su sobrino y también a Louis.

—Sí, está creciendo muy rápido —respondió Louis con una sonrisa, mientras Henry se acercaba tímidamente a saludar a su tío y a Jasper.

—¡Hola, tío Isaac! ¡Hola, Jasper! —saludó Henry con entusiasmo.

Mientras tanto, August estaba en brazos de su padre Harry, quien lo sostenía con ternura. En los últimos días, August había mostrado una clara preferencia por estar con su padre, angustiándose cuando los separaban incluso por breves momentos. Sus pequeños brazos rodeaban el cuello de Harry con firmeza, como si temiera que pudieran separarlos de nuevo en cualquier momento.

Al ver a su tío Isaac, August se iluminó. Sus ojos se agrandaron y una sonrisa se extendió por su rostro. Con un grito de alegría que resonó por la habitación, extendió sus bracitos hacia Isaac, deseoso de ser recogido por él también.

¡Pendejo! —exclamó August con una risita juguetona cuando Isaac lo cargó en sus brazos, su vocabulario infantil sin filtro provocando risas entre los presentes.

Isaac, que estaba con una expresión serena, se sorprendió gratamente por la efusividad de August. La sorpresa pronto se transformó en una sonrisa cálida y suave mientras sostenía a su sobrino en brazos, disfrutando de la conexión instantánea que siempre había sentido con él. Los ojos de Isaac brillaban con amor y complicidad mientras August jugueteaba con su cabello, completamente entregado a la alegría del momento.

The song of the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora