Escena I: La Plaza

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ESCENA I: En la plaza

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ESCENA I: En la plaza.

Después de media hora de caminar, DeathGreen llega a la bulliciosa "Plaza de Sedmilit". Sosteniendo un megáfono y con el dinero robado del día anterior en sus manos, se coloca en un punto visible y llama la atención de todos los Tubulanes reunidos en la plaza.

• "Hola, soy DeathGreen. Sé que muchos de ustedes no me conocen, pero si necesitan ayuda económica, hagan una fila frente a mí. Les daré ciento veinte Velkos a cada uno".

Las palabras de DeathGreen atraen a aproximadamente mil personas, quienes se forman en una larga fila frente a él. Sin embargo, un hombre se cuela en la fila, a pesar de haber recibido dinero anteriormente, y solicita sus ciento veinte Velkos adicionales.

• "¡Maldito, te colaste!", grita una señora indignada.

• "Que lo saquen de la fila", exige otra persona.

• "Sí, que lo saquen", se suma otra voz.

• "¡Él es un ladrón, ya recibió su dinero y espera por más!", acusa otro Tubulán.

DeathGreen resuelve la situación disparando al aire, lo que calma momentáneamente a la multitud enfurecida.

• "¡¡¡CÁLLENSE TODOS AHORA!!!", grita DeathGreen, imponiendo su autoridad. "Yo mismo pensaré qué hacer con él".

El sujeto aprovecha la distracción y se escabulle entre la multitud, desapareciendo en la oscuridad de la noche. Con la plaza en calma, Green continúa distribuyendo el dinero restante a los Tubulanes.

Al caer la noche, Green finaliza la entrega y se prepara para retirarse, pero es interceptado por tres patrullas de policía.

• "Green, detente. Quedas arrestado por tu noveno robo a banco, maldito", ordena un oficial.

• "Oficial, ¿cuántos son?", pregunta DeathGreen.

• "¡¿QUÉ?!"

• "Okey, son seis".

Green desenfunda sus armas con una fluidez mortal. El sonido de los disparos resuena en la plaza, acompañado por los gritos de sorpresa de los presentes. Dos oficiales caen al suelo, alcanzados por las balas de Green, que encuentran su blanco con precisión letal. La multitud se dispersa en pánico, mientras que Green se mantiene firme, con la determinación grabada en su rostro enmascarado.

Un tercer oficial reacciona con rapidez, apuntando su arma hacia Green y disparando. La bala silba en el aire, pero Green es más rápido. Con un movimiento ágil, esquiva el proyectil y contraataca con una ráfaga de disparos, impactando directamente en el pecho del oficial. El hombre cae al suelo con un gemido ahogado, su uniforme manchado de sangre mientras lucha por mantenerse consciente.

Un cuarto oficial intenta flanquear a Green desde un costado, pero el Tubulán anticipa el movimiento. Con un giro rápido, se enfrenta al nuevo enemigo y dispara con precisión milimétrica. Las balas encuentran su objetivo, perforando el chaleco antibalas del oficial y causando una cascada de sangre que salpica el suelo de la plaza. El oficial cae de rodillas, con una expresión de incredulidad en su rostro mientras su vida se desvanece.

El quinto oficial, viendo la devastación que Green ha causado, vacila por un momento. Pero la determinación en los ojos de Green lo insta a actuar. Dispara rápidamente, pero Green está un paso adelante. Con un movimiento elegante, desvía las balas con su katana, haciendo que los proyectiles se desvíen hacia el cielo nocturno. El oficial retrocede, temeroso de enfrentarse al guerrero Tubulán.

Green, con su katana goteando sangre, avanza hacia el último oficial restante. El hombre retrocede, con los ojos llenos de terror mientras se enfrenta a su inminente destino. Green no muestra piedad. Con un movimiento rápido, se lanza hacia adelante y apuñala al oficial en el pecho, su katana perforando la carne con un chirrido metálico. El oficial emite un grito ahogado antes de desplomarse en el suelo, su vida abandonándolo en un último suspiro.

El sonido de la batalla se desvanece, dejando solo el silencio ensordecedor de la noche. Green observa los cuerpos caídos a su alrededor, su respiración agitada por la adrenalina de la lucha. Con un gesto cansado, limpia su katana en la ropa de uno de los caídos antes de guardarla en su funda. Luego, se aleja de la plaza, dejando atrás el rastro de destrucción que ha dejado a su paso.

Con paso firme, Green camina hacia su morada. Al abrir el refrigerador, encuentra solo un cereal viejo y polvoriento. Sin tomar el cereal, cierra la nevera y se dirige a su cuarto.

En su habitación, una cama desgastada y muebles sucios y viejos le dan la bienvenida. Sobre uno de los muebles, una foto de su madre fallecida a manos de FireOrDark le recuerda la tragedia que lo persigue. Sin poder vengar la muerte de su madre, Green se prepara para descansar, con la determinación ardiente en su interior.

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